Propuesta del Presidente de un Pacto para el Desarrollo
Hace exactamente doce años escribí un artículo destacando que las transformaciones que requiere nuestro país necesitan de un pacto de los líderes nacionales que garantice la continuidad de los planes de desarrollo.
El oficio diplomático nos permite estar en contacto y conocer procesos de desarrollo en otras latitudes. Estas vivencias me han convencido de que nuestro país tiene las condiciones y el potencial humano y económico para vencer el subdesarrollo. Para eso deben tomarse medidas y hacer transformaciones profundas de manera sostenida por lo menos durante una generación.
Esto es lo que está planteando nuestro Presidente. Es por esa razón que su propuesta me emociona, y me inspira a escribir de nuevo sobre el tema.
El Presidente Luis Abinader anunció desde antes de ser reelecto que trabajaría para dejar el legado de un pacto nacional de desarrollo, y ha puesto manos a la obra. Tras ser confirmado su triunfo, comenzó a reunirse con sus antiguos adversarios electorales invitándolos a ser parte de este proceso. El mandatario cree en el famoso dicho africano: “si quieres ir rápido vete solo, pero si quieres llegar lejos hazlo acompañado “.
No conozco el contenido de su propuesta, pero me gustaría que la ambición sea la de convertirnos en una nación desarrollada en el plazo de 20 años, lo que nos llevaría al 2044 cuando estaremos conmemorando el bicentenario de nuestra independencia.
Muchos pensarán que la propuesta es imposible, idealista, inalcanzable. La verdad es que no es ninguna de ellas. Eso mismo pensaron los ciudadanos de países que han logrado transformarse en menos de dos generaciones. Me da confianza que esas naciones tuvieron un punto de partida de mayor pobreza que nosotros, tenían menos desarrollo y recursos naturales, y carecían del avance y la interconectividad de hoy.
La historia y las estadísticas de Corea del Sur y Singapur a mediados de los años 60, y la de los Emiratos Árabes Unidos a inicios de los 70’s, lo evidencian. En estos países hubo un denominador común: líderes que tuvieron la visión, supieron convencer a sus ciudadanos que el cambio era posible, y pusieron manos a la obra.
Algunas de esas naciones lo hicieron primero bajo gobiernos militares o autoritarios, y luego lo siguieron en democracia. El último es una monarquía que ha garantizado la continuidad de los planes de desarrollo.
En democracia, como lo comprende bien nuestro Presidente, esta continuidad la garantiza un pacto asumido por los demás líderes políticos, empresariales y de la sociedad civil. La sociedad en general debe convertirse en garante entusiasta de su cumplimiento.
Para visualizar mejor los beneficios de realizar la propuesta del Presidente Abinader, juguemos a la ficción, pensemos una República Dominicana después de la ejecución exitosa del plan que llamo “Pacto para el desarrollo RD 2024-2044”.
Me imagino en un acto conmemorativo de nuestro bicentenario, 27 de febrero de ese año. Los de mi generación somos octogenarios que vemos con satisfacción y agradecimiento el reconocimiento a los líderes que en el 2024 asumieron la responsabilidad histórica de lanzar el Pacto, y a los que lo ejecutaron sin fallas. Contemplamos los siguientes resultados revolucionarios:
-Nos hemos convertido en una sociedad del conocimiento, tenemos un sistema escolar que forma a ciudadanos para la revolución tecnológica con herramientas necesarias a la nueva economía. Sigue dando frutos la decisión de enseñar a los niños desde los tres años el lenguaje de computación, “coding”, base necesaria para formarse en el nuevo mundo digital.
-Gracias al Pacto acordado en el 2024 disminuye la inequidad y el gobierno obtiene los recursos para realizar acciones destinadas a fortalecer la infraestructura, la educación, la salud y la institucionalidad, entre otras.
-Somos uno de los cinco centros logísticos importantes del mundo, con los puertos y aeropuertos mejor conectados; un centro de producción de alta tecnología, financiero, de convenciones, y de turismo cultural. Se implementó el plan de convertir a este sector en un nuevo pilar de nuestro desarrollo económico. También se logran acuerdos para crear un nuevo sector de desarrollo cada cinco años.
Volviendo al presente, afirmo con toda confianza que esta ficción puede ser nuestra futura realidad. Estamos en un momento coyuntural donde se bifurcan los caminos. Podemos seguir el trillado sendero, en la misma lucha constante, sin cambios fundamentales, o apostamos al pacto y cambiamos nuestro futuro.
Es momento de crear conciencia ciudadana, ocasión para que los medios de comunicación apoyen la visión del jefe del Estado y de los líderes que lo acompañen.
Es momento de que nuestros historiadores, sociólogos, educadores, economistas y planificadores se unan al proceso con propuestas, aportando ideas y visión analítica sobre las experiencias de otras naciones que lograron la hazaña.
Como sociedad debemos convencernos de que podemos ingresar al liderazgo mundial. Es posible con el consenso de las élites y el necesario entusiasmo y la participación de todos. Fijemos la meta, desarrollemos la visión país, tracemos la hoja de ruta, pongamos todo nuestro empeño. Vamos por eso.
El autor es embajador dominicano ante los Emiratos Árabes Unidos