QUO VADIS
El día que Balaguer bailó
El merengue es baile nacional de República Dominicana y surgió a finales del siglo XIX, desde las mismas entrañas del campesinado dominicano. Un ritmo cadencioso que se baila en pareja, acompañado de coqueteos y movimientos sensuales, por lo que fue prohibido en sus inicios para luego ser acogido por toda la población, siendo hoy bailado por todos los dominicanos. Incluso, en el 2016 la Unesco lo declaró como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La mayoría de presidentes dominicanos desde 1930 a la fecha han sido buenos bailarines, a excepción de Joaquín Balaguer y Danilo Medina. A Balaguer nunca le gustó bailar, ni se conoce que alguna vez haya bailado publicamente, salvo un episodio en tiempos de Trujillo; mientras a Medina se le notaba que no llevaba el ritmo cuando intentaba bailar.
Cabe destacar que los mejores bailarines han sido el presidente Luis Abinader, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Rafael Leónidas Trujillo.
Luego de esta jocosa introducción queríamos referirnos a la ocasión en que Trujillo instruyó al entonces canciller Joaquín Balaguer que bailara.
En 1955 Balaguer era canciller cuando fue invitado a una recepción en la Embajada de España, a la que también asistieron Trujillo y el presidente nominal Negro Trujillo.
Los anfitriones eran el embajador español Alfonso Merry del Val y Alzola, II Marqués de Merry del Val y su señora doña María del Carmen de Gurtubay y Alzola.
En un momento de la recepción, la señora marquesa de Merry del Val se le acerca a Trujillo y le expresa que ella se sentiría muy honrada de bailar una pieza con el Generalísimo.
Trujillo que le encantaba bailar, con gusto aceptó y llevó la dama a la pista. Cuando termina la pieza, vuelven a la mesa, pero la señora marquesa quería continuar bailando y entonces invita al presidente Negro Trujillo, quien también va complacido.
El dilema se presentó cuando al concluir de bailar con Negro, la marquesa le marcha al que sigue en el escalafón y le dice: “Ahora te toca a ti Joaquín. Bájate de esa nube y ven aquí a la realidad”. Como decía un bolero de moda en esa época, cantado por Fernando Álvarez y popularizado por Tito Rodríguez.
Balaguer que no era hombre ni de fiestas ni de bailes, tímida y vergonzosamente se excusa gentilmente por no estar en ánimos de bailar, pero la marquesa insiste, riendo a carcajadas, ante los apuros y sonrojes del entonces canciller.
Cuando Trujillo la escucha, le dice: “Pero doctor, ¿cómo es posible que usted no complazca la solicitud de una dama tan distinguida como la señora marquesa?, Baile, baile”.
Tras estas instrucciones a Balaguer no le quedó de otra que bailar con la señora marquesa, un baile que para él debió ser una verdadera tortura. La dama casi se queda sin vestido de los pisotones sufridos. Pero órdenes eran órdenes y parece ser que Balaguer después de ese episodio jamás quiso volver a bailar.