enfoque
Las encuestas y el triunfo de Abinader
Ya cerrando la campaña, en algo coincide toda encuesta relevante, sea Gallup, Greenberg, Penn o Centro Económico del Cibao: el triunfo de Luis Abinader por márgenes que van desde 33 hasta 45 puntos porcentuales de ventaja, algo hasta ahora inédito en nuestra democracia.
Lo que toca preguntarse entonces es, ¿qué viene después de esta indudable victoria? Obviamente, habrá un sentimiento de confusión generalizado en los sectores opositores. A estos les resultará legítimamente difícil entender qué es lo que ha pasado y cómo cayeron de tener poder casi absoluto en 2016, a no tener ni la mitad de eso en 2024. Quizás, en medio de esto, tendría sentido que aprovechen para ver la exitosa miniserie “Shogun”, recién concluida en Star+.
Recomendación que extiendo a más sectores para enfatizar mejor el mensaje que quiero dejar mediante este escrito y que queda muy bien ilustrado en una de sus majestuosas escenas.
“¿Qué se siente controlar el viento?” Es la pregunta que le hace Yabushige a su líder Toranaga, personaje central del conflicto militar y político situado en el Japón feudal. Este responde con una frase que ya se ha vuelto épica en las redes sociales:
"no controlo el viento. Solo lo estudio"
Esta es una de las más profundas lecciones que podemos aprender quienes hacemos vida pública y que de manera ejemplar, el presidente Luis Abinader ha aplicado durante años hasta lograr la aceptación que hoy todos vemos.
Hay diferencia abismal entre dejarse llevar por el viento y estudiarlo seriamente en busca de guiar mejor nuestros pasos hacia la meta que hemos trazado. Bien se ha dicho que no existe un destino inevitable que nos espera sin importar lo que hagamos, pero que sí hay un claro destino a la vista si no hacemos nada.
Fue lo que no entendieron quienes por momento tuvieron grandes plataformas, pues pensaron que eso estaba garantizado y, por ende, bastaba tener un color, una historia o el gobierno de turno.
La realidad les pasó por encima como una locomotora y no lo digo en son de burla, sino con la experiencia vivida. Para nadie es un secreto que hice carrera política durante tres décadas en una casa distinta, dedicando grandes esfuerzos para su transformación, que no fue posible y hoy vemos resultados muy distintos.
Lo mismo con la organización que tan reciente como en 2016 tuvo 62% y hoy ronda 10 puntos, igual que la del 47% a 1% y el candidato del 57% al 19%. Todos sin excepción erraron a la hora de leer la coyuntura o, peor aún, ni siquiera se dieron la tarea de intentar leerla. No solo eso, sinceramente creen que las deserciones actuales son fruto de un sonsacamiento y no paran a auto examinar por qué sucede.
El desfase puede sorprender a cualquiera, pero es más difícil cuando los actores le dedican tanto tiempo a interpretar su alrededor, determinar cuidadosamente cómo y a quién se le habla cuando, teniendo presente que en el mundo actual, la legitimidad se gana todos los días.
El hoy y mañana presidente de la República lo entendió con mucha antelación y por eso en cada proceso, fue avanzando de manera notable.
De candidato a senador que tuvo que declinar por alianza, logró formar un equipo político propio; de precandidato presidencial que se retiró para participar como compañero de boleta, surgió como fuerza nacional importante; de candidato presidencial con un partido nuevo, se consolidó como líder de la oposición indiscutido; de presidente en crisis, hoy respetado a nivel mundial como gerente exitoso contra las adversidades; de capitán en medio de tempestades, ahora rumbo a reformador modernista.
Cuando pasen los años y las pasiones del inmediatismo desaparezcan, probablemente el período 2020-2028 será visto como uno en que el viento fue controlado por Luis Abinader.
Pero él sería el primero en resaltar que es un estudioso que toma decisiones de manera responsable, sin creerse infalible, más bien en todo momento dialogando para llegar a mejores conclusiones.
Más de uno ha ironizado que hacer predicciones en política es lo más parecido a la astrología, pues en realidad solo sabemos con certeza lo que pasó ayer, no lo que sucederá mañana.
Sin embargo, cuando a mi me preguntan qué pasará con el PRM tras el éxito del 19 de mayo, respondo invariablemente que es un instituto político con vigencia garantizada bajo el liderazgo de un hombre que sabe bien cómo se creó, conoce a la perfección cómo creció y todos los días revalida las razones de por qué triunfó.
También, cuando me preguntan cuál creo puede ser el destino del país ante una economía tan cambiante, repito que nunca me había sentido tan optimista sobre el porvenir nacional pues en el Palacio Nacional tenemos a un ciudadano que nos llevó al siglo XXI no con retórica, más bien con hechos.