VIVENCIAS

Olvido conveniente

Hay un verso escolar medieval que reza así: el rascarse la cabeza hace a uno acordarse de ciertas cosillas, que bien puede aplicarse ahora en época de elecciones a todos los políticos sin excepción, que sufren de una mala memoria.

En ese orden, un libro de anécdotas con un título muy sugestivo “Las hemorroides de Napoleón y otras 499 anécdotas que puedieron cambiar la historia”, de José Miguel Carrillo de Albornoz, de índole muy variada que resulta de interés para remarcar lo anteriomente afirmado.

Cuenta, que al terminar la II Guerra Mundial, Rudolf Walter Richard Hess Hess esperaba ser juzgado junto a otros jerarcas nazis en el juicio de Nuremberg. Cuando comenzó el interrogatorio sufrió un increible ataque de amnesia. Sin inmutarse, no conocía a sus compañeros, tampoco los documentos del nazismo mostrados.

Declaró al ver los documentos: “Tal vez sea yo, pero no puedo recordar absolutamente nada”. En un primer momento el equipo de psiquiatras llegado expresamante de EE.UU. diagnosticaron que Hess había pérdido la noción de lo vivido en el pasado. Para estos la amnesia era cierta. La parte acusadora no estuvo de acuerdo con ese informe médico, ordenando los jueces realizar un segundo análisis hecho diez días más tarde, cuyo equipo médico dictaminó lo contario.

Este último informe prevaleció y Rudolf Hess fue condenado a cadena perpetua en Spandau, suicidándose 41 años después con un cable de extensión de una de las lámparas, que colgó sobre el pestillo de una ventana, ahorcándose.               

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