El agua, la frontera y la salud de la República
No sé cuantos ríos intentan bañar la frontera, tampoco conozco el grado de deforestación que existe en el otro lado de la isla. Sé que localmente hemos sabido abusar de nuestros ríos, extrayendo materiales, dañando las cuencas de los ríos, matando muchas veces la flora y la fauna y empobreciendo con esto el caudal de algunos ríos y con la tala de árboles nuestra vegetación.
Pero independientemente de todo, el agua es un líquido esencial para la vida de las personas y sin intentar politizar el tema del agua de la frontera, sería un acto de humanidad, que los dominicanos, busquemos una forma conveniente, para dotar al pueblo haitiano de algún caudal de agua que les permita la sobrevivencia en su territorio.
Hay un refrán conocido por todos, que indica: que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde; otro también pre claro: el que tiene sed busca el agua.
No sé si usted algún vez se ha visto si una gota de agua aunque sea por algunos días y ha sabido conocer las dificultades que crea esta carencia en la vida del hogar: limpiar la casa, bajar los inodoros, asearse utilizando galones de agua, buscando cubos o llenando tanques o instalando rellenando un tinaco, o comprando camiones de la mafia que se aprovecha del cierre de las llaves del acueducto y de las crisis que los mismos mafiosos crean.
La situación de carencia más reciente la vivimos aquí en el mismo centro de la ciudad, en el afamado e histórico sector de gázcue. Parece que los tentáculos de la mafia acuática para el enriquecimiento con la venta de camiones, de la misma agua a la que tenemos legalmente derecho, había decidido cerrar otra vez las llaves que alimentan al sector y ya teníamos 10 días sin una gota de agua. La cisterna vacía, los tinacos vacios y todo el mundo comprando botellones de agua potable, de las que compramos para beber, pero esta vez para botarla bajando los inodoros y para el aseo personal.
Finalmente a los dueños de la mafia estatal para el suministro de un liquido vital, a los que constitucionalmente tienen derecho los dominicanos, finalmente los bandidos que manejan esta mafia, se les ocurrió la célebre idea, de abrir un par de días las llaves que llevan el agua a la nueva versión de la peor cañada pero sin agua, gázcue.
Cuando usted tiene la oportunidad de vivir esto que le cuento y que no es un invento, ni tampoco un intento de sacar capital político al abuso e incompetencia o maldad de las brigadas del acueducto, entonces tal vez usted pueda valorar la importancia de cuidar ese líquido vital.
En medio de la crisis, si bien se aumentaron los riesgos de bacterias, pues no se bajaban de inmediato los inodoros y se acumulaban desechos humanos, tampoco se podía pensar en trapear la casa, o fregar todos los enseres de cocina cada vez. La inventiva del hombre permitía algunas improvisaciones de sobrevivencia. Imagine usted como una crisis ligera impacta en su hábitat y como todo su entorno se vuelve mucho más hostil. Si es un popis o un NiNi tal vez no pueda contar esta historia.
Ahora vámonos por un momento, a la situación de la frontera. Con un país asediado por la violencia, el crimen, el terror cada una de las noches, con una devastación reconocida por todos y una deforestación tremenda, que muchas veces puede verse, con el simple asomarse a nuestras líneas divisorias.
Estamos hablando de miles de compatriotas haitianos que viven en su territorio, muchos de ellos intentando vivir de la agricultura. Y que por una iniciativa inconsulta, que rompió con un tratado establecido entre las dos naciones, para no tocar el rio Dajabón y dejarlo sin desvíos o modificaciones, en beneficio de ambas naciones.
Se crea un desvío que sencillamente empobrece el caudal de dicho rio, ya que luego de recorrer varios kilómetros el mismo retorna a tierra dominicana donde nace, hasta que desemboca en la bahía de Manzanillo.
Es una situación atípica para el cauce de un rio, pero que lamentablemente nos ha tocado a los dominicanos vivir y con la gracia de Dios, intentar contribuir a solucionar este tema, en beneficio de la población agrícola de Dajabón, la región fronteriza dominicana, y a la vez, intentando que no se sume más daño del ya acumulado por un pueblo triste y vilmente destruido por sus políticos y mercenarios.
Los intereses reales de los que luchan en Haití los desconozco, así como también muchos dominicanos desconocemos las agendas escondidas de los anatemas de la política local. Pero si estoy claro de una cosa, este problema que impacta la nación dominicana debe resolverse y sin ser tremendistas y sin racionalizar los problemas, debemos ser parte de la solución no del problema.
Sé que mis palabras podrían estar cayendo al vacio y que algunos sectores del país, podrían estar etiquetándome como un nuevo integrante, de los que se han dedicado a la traición de la patria.
Eso incluye a los que abiertamente han declarado estar en pleno apoyo a los intereses supranacionales y los dictámenes de la agenda 2030. A los que han dotado a esos organismos internacionales, pues ya no pensamos jamás llamarles supranacionales, pues no merecen ni mi respeto, ni el respeto de los pueblos, aunque los gobiernos genoflexos casi todos los del planeta, se dobleguen a sus pretensiones globalistas.
Pero localmente hemos exagerado tanto la nota, que la ONU se ha atrevido sin derecho a decir, que no tiene planeado abrir campos de refugiados en la República Dominicana. Como si tuviera la potestad de hacerlo y lograrlo libremente, bastándole solo con haberlo planificado. Go Home ONU, largo de la República Dominicana, busquen asilo en el lugar donde pertenecen: el infierno, pues está claro que son hijos de su padre y director de esa orquesta.
En toda gestión empresarial u organizacional, y quiero por un momento ver a la nación dominicana como una gran empresa, la de los buenos y verdaderos dominicanos, hijos necesariamente del patricio Juan pablo Duarte.
Y como organización social ver esa matriz de riesgo, en la que tendremos siempre que considerar la prosperidad del pueblo haitiano y su estabilidad política, económica y social, como algo deseable.
Pues en la medida en que ese pueblo prospera, claro está por sus propios esfuerzos y con sus propios recursos, y con una necesaria capacidad resiliente, en esa misma medida los riesgos país de la nación dominicana serán mucho mas mitigables.
En una situación o un escenario de guerra, y esto lo habíamos analizado recientemente cuando interpretábamos algunos de los postulados del maestro del Arte de la guerra, Sun Tzu, una de las maniobras bélicas básicas, es bloquear el flujo de alimentos, agua potable, pertrechos militares, suministros en general del enemigo.
El pueblo haitiano y los dominicanos jamás hemos bloqueado ni el progreso ni el suministro de alimentos, productos, servicios al vecino país. Haití no es nuestro enemigo y los dominicanos no somos enemigos del pueblo haitiano, si fuese así, no estaría intentando influir con este escrito.
Sin embargo retoco el tema de esa estrategia de Sun Tzu, pues no dudo que los que mantienen la violencia en aquel país, buscan objetivos que ponen en peligro la convivencia pacífica de la isla y al mismo tiempo, llevan al pueblo haitiano más miseria.,
Fíjense que ya la misma ONU decía, que en este mes de abril, Haití podía quedar desprovisto de alimentos, haciendo énfasis en el cierre de un puerto por donde normalmente arriban suministros generales a ese país y alimentos para la población. El comercio internacional es vital para el dinamismo de los pueblos.
Recientemente aunque la nación dominicana dispuso de tres días a la semana del mercado binacional, ya en el día miércoles, se estaba pensando no mantenerlo abierto, debido a la apatía del pueblo haitiano, quien se abastece en los primeros dos días, no siendo necesario el tercero cada semana.
La idea de poder abastecerse de alimentos, agua potable, medicamentos, de que al menos los centros hospitalarios estén en funcionamiento en Haití, implican una urgencia dada la situación que se vive allí. Aunque se dice que dada la destrucción causada por la violencia, Puerto Príncipe parece estar inhabitable.
Pero al mismo tiempo y ya de nuestro lado, la necesidad imperiosa, de que resguardemos nuestra frontera para evitar ser invadidos en masa y crear entonces situaciones incontrolables en toda la isla y en la nación dominicana. No pudiendo ser sostenible la calidad de vida mínima en la que viven muchos dominicanos y además, pretender hacer sostenible a una masa incontrolable y creciente de indocumentados.
La situación que vive la frontera es complicada y tal vez más agravada de lo que intento reflejar en ese escrito. Pero de alguna forma, el pueblo y el gobierno dominicano, sin pretender continuar capitalizando las miserias humanas que se vive por el tema, pensar en alguna estrategia que haga más practicable la dotación de agua potable, el suministro de alimentos y medicamentos para Haití, sin convertirnos en un centro de acopio y sin descuidar a los hijos de la nación dominicana.
Por lo tanto, sin arriesgar la seguridad nacional, sin romper los muros reales y virtuales y del corazón de la patria, que nos separa como nación del vecino país y sobre todo sin arriesgar las vidas de nuestros soldados y nuestras familias.
La pasión no puede ser lo que acompañe nuestro desempeño en materia fronteriza, aunque es importante que no crezca la migración de indocumentados al país, porque de permitirlo, ya no sería un pueblo pobre el haitiano, sino una isla sumergida totalmente en la pobreza y en la violencia generalizada.
No sé si todo esto que vemos y leemos en la prensa local e internacional ha sido realmente creado con fines políticos y mercenarios. Pero lo cierto es, que si somos responsables de nuestro propio destino como nación libre, soberana e independiente, y si verdaderamente queremos asumir el rol de mayordomos de los hijos de Duarte, Sánchez, Mella y Luyeron, debemos asegurar los intereses nacionales, mientras contribuimos a la paz en toda la isla.