La era post-información
Durante la era de la información, los medios de comunicación masivos crecieron y se redujeron al mismo tiempo. Nuevas formas de difusión, como CNN y USA Today, alcanzaron audiencias más amplias y ampliaron las transmisiones. Revistas especializadas, ventas de videocasetes y servicios de cable son ejemplos de narrowcasting, dirigidos a pequeños grupos demográficos.
En la era post-informacional, frecuentemente tenemos una audiencia del tamaño de una sola persona. Todo se fabrica por encargo, y la información es extremadamente personalizada. Al ser digital, soy yo mismo, no un subconjunto estadístico. El “Yo” abarca datos y sucesos que carecen de importancia demográfica o estadística.
Estas afirmaciones pueden encontrarse en el libro de 1995 “Being Digital”, escrito por Nicholas Negroponte, quien describe la transición hacia una era post-informacional: las demografías clásicas no se escalan al individuo digital.
Según Negroponte, “la era post-informacional se trata de conocer con el tiempo: las máquinas entendiendo a los individuos. La era post-informacional eliminará las limitaciones de la geografía.”
“Vivir de manera digital incluirá cada vez menos dependencia de estar en un lugar específico en un momento específico, y la transmisión del lugar en sí comenzará a ser posible”, afirma.
Considerar la era post-informacional como demografías infinitesimales o narrowcasting ultra enfocado es tan personalizado como el “Have It Your Way” de Burger King. La verdadera personalización ya está aquí. No se trata solo de elegir una vez entre pepinillos o mostaza. La era post-informacional se trata de conocer con el tiempo: las máquinas entendiendo a los individuos. La era post-informacional eliminará las limitaciones de la geografía.
Vivir de manera digital incluirá cada vez menos dependencia de estar en un lugar específico en un momento específico, y la transmisión del lugar en sí comenzará a ser posible.
Otra perspectiva sobre la era post-informacional es la que ofrece J. Andrew Schrecke en su libro Insomniacs, We, sobre la era post-informacional complementa y contrasta con las ideas de Nicholas Negroponte. Schrecke sugiere que en esta nueva era, la sobrecarga de información nos incapacita para discernir la realidad de la ficción, un fenómeno que empeora con la proliferación de tecnologías como los deepfakes. Esta saturación informativa crea un público desconfiado y cínico, donde la verdad se convierte en una moneda devaluada.
Negroponte, por su parte, visualiza una era post-informacional caracterizada por la personalización extrema y la independencia geográfica. En su perspectiva, la tecnología facilita un entorno donde cada individuo recibe información y experiencias a la medida, eliminando las barreras demográficas tradicionales y permitiendo a las personas interactuar con el mundo digital de maneras cada vez más integradas y personalizadas.
Ambos autores coinciden en que la tecnología está transformando nuestra manera de interactuar con la información, pero mientras Negroponte ve oportunidades para una personalización que enriquece la experiencia individual, Schrecke advierte sobre los peligros de un exceso de información que puede llevar al escepticismo y la desinformación.
Este contraste pone de relieve dos caras de la era digital: una de empoderamiento personal a través de la tecnología y otra de vulnerabilidad ante la manipulación y la saturación informativa. Juntos, estos puntos de vista ofrecen una comprensión más matizada de lo que podría ser la era post-informacional, destacando tanto sus promesas como sus desafíos.
Es tarea de todos poder abordar las dimensiones múltiples y a menudo contradictorias de nuestra relación con la tecnología en una era que nos ofrece tanto oportunidades como retos para generar desarrollo.
La dificultad de discernir entre lo real y lo falso en un contexto de sobrecarga informativa provoca –en ciertos momentos– que la ficción pueda ser más creíble que la realidad.