Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Triduo Pascual y secularismo

Para la sociedad actual lo religioso, creer o no creer, se presenta como una opción entre otras muchas: “creer en Dios ya no es más un axioma, es una alternativa más”. Para el secularismo el tiempo es la realidad donde se efectúa el culto al hacer, al producir y a la inmanencia. Sin embargo, para el cristiano el tiempo es la realidad, dentro de la cual se opera la salvación. Tanto es así que, al inicio de la Vigilia Pascual, el Sábado Santo, cuando el ministro ordenado, prepara el cirio dice: “Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. Esta, constituye una fórmula de profesión de fe del cristiano, en la que se reconoce que el tiempo no le pertenece; pero lo valora como medio para conseguir la Omega.

Por su parte, el secularismo es un fenómeno de ideas y de costumbres, promotor de un humanismo que hace total abstracción de Dios, dedicándose completamente al culto del hacer y del producir; embriagándose de consumismo y del placer sin preocuparse lo más mínimo, del peligro de “perder la propia alma”. Tanto la secularización, el secularismo como el laicismo son conceptos unificados por un humanismo sin trascendencia que alimenta una creciente indiferencia religiosa.

En el orden pastoral, educativo, religioso, litúrgico y social, la secularización tiene efectos devastadores. La secularización junto al liberalismo, con su labor destructiva y dialéctica, reduce la intervención de la Iglesia al plano espiritual, excluyéndola del temporal. Efectivamente, el secularismo desconoce a Dios, lo omite, ni siquiera lo discute. Olvida a Dios, fundamento último de todo valor ético, alimentando en las personas la autosuficiencia y la absolutización del poder, del dinero, de la razón o a la mera eficacia. Y, quien no cree en Dios, hace de su ego su propio Dios.

El secularismo exime a la persona de toda responsabilidad religiosa y le arrastra a ser, a pensar y actuar según sus directrices antirreligiosas. Por ello, la Iglesia ha de seguir pasando: de una pastoral de transmisión a una pastoral de la acogida; de una profesión de fe a una experiencia de fe dialogada; sin miedo a la novedad; se impone “volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio” y del encuentro personal con Jesucristo; de vivir y de anunciar lo esencial del Evangelio, para combatir la mundanidad espiritual.

El triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección del Señor inicia con la Eucaristía vespertina de la Cena del Señor del jueves santo, tiene su centro en la Vigilia Pascual del sábado santo y concluyendo con las vísperas del Domingo de resurrección. Planificar un tiempo calidad para meditar sobre los misterios que celebramos y asistir a las celebraciones litúrgicas, constituye la mejor decisión para crecer humana y espiritualmente. Definitivamente, descansar en familia, disfrutar con los amigos y celebrar la propia fe no se excluyen, se fortalecen. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Tags relacionados