QUO VADIS
La visita de Kissinger
Apenas pasaban las 11:00 de la mañana, cuando el vehículo negro hacía su entrada por la puerta principal del Palacio Nacional, yo me encontraba en las escalinatas esperando a quien consideraba el genio del nuevo orden mundial, la Realpolitik, quien venía acompañado del dominicano más destacado en el exterior.
A ambos los recibí en inglés, como una cortesía para el más importante visitante que había conocido hasta entonces, el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger acompañado por el modisto Oscar de la Renta.
Hacía un poco más de 10 años que no se encontraban con el Presidente, quien lo había recibido en visita oficial al país en 1976. Yo había visto fotos de cómo fue aquel momento y traté de replicar, recibiéndolo yo solo al pie de las escalinatas principales.
En ese mismo lugar en 1976 había sido recibido por el entonces canciller dominicano Ramón Emilio Jiménez, mientras este día era yo el que tenía esa distinción. Así lo anoté en mi diario.
Henry Kissinger, quien también era premio Nobel de la Paz (1973), fue invitado el 25 de diciembre de 1986 por Oscar de la Renta para celebrar las fiestas navideñas en República Dominicana y el día 27 de diciembre fueron recibidos por el presidente Balaguer.
Una vez ingresamos al despacho presidencial se presentó una confusión, ya que cuando llegamos estaban en el antedespacho el cantante José Luis Rodríguez (El Puma), acompañado de la secretaria administrativa Minú Torres, Juan José Arteaga y el empresario artístico César Suárez. Cuando se mandó a pasar al ex secretario de Estado norteamericano entraron también las demás personas mencionadas, combinándose dos citas que no tenían nada que ver una con otra.
Balaguer sumamente extrañado se percató del asunto y quedaron todos adentro. Incluso yo mismo permanecí dentro del despacho y logré que fuera Kissinger el que se sentara al lado derecho del presidente. La confusión era tal que el presidente no escuchaba lo que le decía el traductor por lo que entré y pegado al sofá le traducía yo directamente.
La entrevista apenas duró 16 minutos. Kissinger le dijo: “he venido a renovar mi amistad con usted presidente Balaguer. He podido percatarme del progreso y avance de la democracia que ha tenido la nación”. Asimismo, conversaron sobre el presidente Jorge Blanco. Cuando se despedía, le auguró éxitos en su recién inaugurada gestión y le expresó que “la tarea más compleja de un gobernante es impedir que los problemas a corto plazo hipotequen los intereses a largo plazo de su país”. Luego, tanto Kissinger como De la Renta firmaron el libro de visitantes distinguidos y se marcharon.
Unos 20 años después, como parte de una delegación a la ONU, tuve el privilegio de visitarlo en su oficina del piso 33 en un edificio Art Deco en el centro de Manhattan y llevarle algunos de mis libros en los que comentaba sus obras. Le relaté aquel episodio y para mi sorpresa recordaba muchos detalles.