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Santo Domingo y la normalización de la basura

Sobre la proliferación de la basura, los habitantes de la capital pareciéramos sufrir colectivamente de una especie de “negación cognitiva” que implica el rechazo de información que es, en sí misma, clara o evidente, es decir, que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Como todo problema, mientras no se visibilice y reconozca, seguirá sin solución.

La presencia generalizada de basura en nuestras aceras y calles es una característica asimilada que no parece tener mucha atención de las autoridades, los medios e incluso de la misma población, la principal afectada por este problema. En el Gran Santo Domingo, el problema de la acumulación de basura se evidencia en la totalidad de la ciudad, no solo en las áreas populares sino también en las áreas comerciales y residenciales y también en zonas turísticas como la Ciudad Colonial. Las implicaciones de esta cuestión van más allá de las preocupaciones ambientales y de salud pública.

La acumulación de basura puede tener un impacto negativo no solo en nuestra calidad de vida, sino hasta en nuestra autoestima. Desde el carro, con aire acondicionado, y el estéreo sonando, es totalmente invisible. Salga a dar un corto paseo a pie por las calles cercanas a su vivienda y experimentará a lo que nos referimos.

La abundante presencia de la basura, muchas veces desparramada sobre la acera en las adyacencias de viviendas y negocios, no solo afecta a los que hacemos vida en la capital, también a los turistas y hombres y mujeres de negocio que nos visitan, que se ven expuestas a ver residuos por todos lados, llevándose una mala impresión.

Es también un problema para las empresas y comercios, ya que la presencia de la basura disminuye el atractivo de las áreas comerciales, afectando las ventas y la rentabilidad. El problema puede incluso impactar a inversionistas que nos visitan, quienes pueden percibir la proliferación de basura como indicativa de problemas más amplios de gobernanza e infraestructura del país.

Las soluciones eficaces a este problema existen, pero también la falta de interés y voluntad política de las instancias responsables para enfrentar el problema y erradicarlo, quizás estimulada por esa aparente negación cognitiva de carácter colectivo a la que hemos hecho referencia. Ignorar este persistente problema solo conduce a su agravamiento. No es implausible un escenario en el cual la basura y sus efluvios contaminen las aguas produciendo brotes de cólera, disentería u otras enfermedades infecciosas.

Un hipotético titular en los países de origen de nuestros visitantes turísticos como “Brote de cólera en la República Dominicana” nos podría salir muy caro. Visto el problema y sus potenciales consecuencias, vale la pena mencionar algunas iniciativas que se pueden abordar de manera combinada:

1. Desarrollar una infraestructura sostenible de gestión de residuos, que incluye implementar instalaciones modernas de procesamiento de residuos y promover el reciclaje y el compostaje para reducir sustancialmente el volumen de residuos que van a parar a los vertederos.

2. Asegurar la participación y educación de la comunidad, involucrando a las comunidades locales en las decisiones de gestión de residuos y educando al público (desde los primeros años de escuela, en adelante) sobre la importancia de la reducción de residuos y las prácticas adecuadas de eliminación.

3. Aplicar la normativa, reforzando y haciendo cumplir las normas contra la basura y los vertidos ilegales para evitar y penalizar la eliminación irresponsable de residuos, mediante un régimen de consecuencias que penalice a los infractores con multas y otras sanciones.

4. Promover asociaciones público-privadas, fomentando la creación de entidades mixtas de colaboración entre el gobierno y el sector privado para desarrollar soluciones innovadoras de gestión de residuos, abriéndose incluso estas asociaciones a la participación de empresas del exterior que tengan el know how, la experiencia y la tecnología en el manejo y disposición de los residuos sólidos a gran escala.

5. Cambio cultural: Promover la responsabilidad ambiental y las prácticas de vida sostenible entre los residentes mediante campañas de marketing social de concienciación ciudadana. El problema de la basura en Santo Domingo no se va a solucionar con iniciativas ocasionales, que pueden tener un impacto mediático, pero que son de corta vida y no atacan el fondo del problema. Lo fundamental es la comprensión que este estado de cosas no puede ni debe continuar. Solucionarlo debe ser un objetivo estratégico que involucre a las más altas instancias públicas y privadas de la nación. No es aceptable que un país pujante como la República Dominicana, con las tasas de crecimiento económico que ostenta, y conocido mundialmente por sus bellezas naturales, la hospitalidad de nuestra gente, y una infraestructura turística de clase mundial, en su ciudad capital se mantenga esta situación de la basura.

Todos los logros y avances de la República Dominicana se ven innecesariamente disminuidos en la percepción de propios y extraños por causa de los omnipresentes residuos. Santo Domingo es una urbe moderna y pujante, y no merece convivir con la basura y las alimañas que en esta proliferan.

El autor es profesor e investigador de PUCMM.