MIRANDO POR EL RETROVISOR

Las ofrendas indignas a los héroes de la Patria

Con mucha frecuencia, personas antes de fallecer piden que, en lugar de llevarles coronas de flores a la funeraria o el cementerio, utilicen ese dinero para una obra de caridad. Es una manera de evitar, aunque parezca una muestra de afecto, un dispendio que ya no pueden apreciar y lograr en cambio una noble obra en su nombre, después de morir.

Pensé en ese detalle ahora que veo el desfile diario de representantes de diversas instituciones públicas y privadas que depositan ofrendas florales en el Altar de la Patria, con ocasión del mes dedicado a Juan Pablo Duarte y Los Trinitarios.

¿Se honra el legado de los padres de la Patria con tan solo depositar un arreglo de flores ante sus tumbas? ¿Cuáles serían realmente los anhelos de los forjadores de la nacionalidad dominicana? ¿Similares a aquellos que en lugar de flores piden usar el dinero en un fin altruista?

Pocos funcionarios y políticos que visitan el Parque Independencia con ocasión del Mes de la Patria o en el aniversario de las instituciones que lideran, hacen honor con su comportamiento al legado de quienes comprometieron sus vidas y bienes familiares para dejarnos la nación que soñaron.

Si fueran sometidos a un riguroso escrutinio del manejo de los fondos públicos, no le darían ni por los tobillos al patricio Duarte, quien en 1844 recibió 1,000 pesos fuertes de la Junta Central Gubernativa para labores patrióticas junto al general Pedro Santana, en Sabana Buey, Baní. A su regreso del viaje que abortó por desavenencias con Santana, Duarte, no solo devolvió 827 pesos que no utilizó, sino que ofreció un informe pormenorizado de los 173 pesos que gastó y con una clara demostración de frugalidad en el manejo de los fondos públicos.

Duarte ha recibido ofrendas florales de funcionarios que no rinden cuentas, a tal punto que ni siquiera depositan su declaración jurada de patrimonio al entrar y salir de sus cargos como manda la ley.

Pero tampoco esos funcionarios y políticos que depositan ofrendas florales en el Altar de la Patria se asomarían, en la defensa de la soberanía nacional, a la dignidad del prócer Francisco del Rosario Sánchez, quien al verse obligado a entrar por Haití con una invasión para oponerse a la anexión a España, y ante las críticas que pudo recibir al hacerlo por el territorio del país que nos subyugó por 22 años, pronunció aquella frase que retrata el firme compromiso con la Patria del Mártir de El Cercado: “Entro por Haití porque no puedo hacerlo por otra parte; pero si alguien pretendiese mancillar mi nombre por eso, decidle que yo soy la Bandera Nacional”.

¿Son dignos esos funcionarios y políticos de llevarle flores a Ramón Matías Mella, el luchador independentista que en el momento de dudas mostró su bravura con aquel trabucazo que comprometió a todos en la Puerta de la Misericordia, el 27 de febrero de 1844?

A los incrédulos y ateos, perdonen que apele tan frecuentemente a la Biblia en mis artículos -jamás piensen que intento darles un sermón dominical-, pero es un libro cargado de sabias enseñanzas que pueden aplicarse en cualquier época de la existencia humana.

Y como Duarte concibió a la República Dominicana con un perfil cristiano, con más razón en esta oportunidad. Recuerden el lema “Dios, Patria y Libertad”; el juramento trinitario que comienza con la frase “En nombre de la Santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente” y que somos el único país en el mundo con una Biblia abierta en su Escudo Nacional, donde se lee el versículo del evangelio de Juan 8:32 "Y conoceréis la verdad, y la verdad, os hará libres".

Pues la Biblia, en el evangelio de San Mateo, capítulo 5, versículos 23 y 24, expone como Jesucristo valoró la ofrenda en función de nuestro accionar, especialmente frente al prójimo, con la siguiente reflexión: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”.

¿Cuántos que llevan ofrendas florales a los héroes nacionales se han reconciliado antes de depositarlas con la Patria libre, independiente y triunfante que nos legaron Duarte, Sánchez y Mella?

Dirigentes de partidos que practican el transfuguismo, el clientelismo, malversan los fondos públicos, compran conciencias a ciudadanos aprovechándose de sus carencias, usan recursos del Estado en sus campañas y apelan a todas las trampas posibles para conservar o acceder al poder, llevan ofrendas florales a Duarte, quien definió la política como “la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.

Con frecuencia usamos la expresión de que una persona “se está revolcando en su tumba” para precisar su enojo por algún acontecimiento o comportamiento contrario a su obra o sus ideales.

Me imagino que Duarte, Sánchez y Mella lo hacen cuando funcionarios y políticos de esa calaña acuden al Altar de la Patria a depositar ofrendas florales en su honor.

Y la imaginación incluso me lleva tan lejos –sin viajar a una ciudad fabulosa como mi colega Marta Quéliz- que visualizo a Duarte, al momento de ver las flores que le depositan ante su tumba, vociferando a todo pulmón ese pensamiento tan cónsono con su repulsa ante una ofrenda indigna: ““Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.