Las alas de Paula
Paula quería volar, pero nació en un país en el que la violencia y la impunidad cortan las alas a sus mujeres y niñas.
En un pedazo de tierra en el que las adolescentes no siempre se encuentran seguras en sus aulas porque los manoseos y mensajes inapropiados de parte de sus profesores están a la orden del día.
Paula tenía 23 años y nació en una patria que normaliza los “piropos” de hombres mayores a las jovencitas que aún llevan sus uniformes. En el que frente a un comentario fuera de tono de un superior, las mujeres deben poner su mejor sonrisa. O callar.
En el que el acoso sexual y laboral no cuenta con el suficiente freno de parte de las leyes y autoridades. En donde ahora señalan a Paula por “ir sola al baño”.
Paula Santana Escalante era Paulita para sus compañeros de trabajo. Para quienes junto a ella trabajaban desde las 11 de la noche hasta las seis de la mañana en la zona franca Integer Holdings Corporation.
Las malas noches no importaban porque Paula soñaba con ser azafata. Guardaba su pasaporte debajo de la cama. ¡Quería dar vueltas por el mundo! Casi lo logra.
Casi.
Casi como todas las historias de aquellas mujeres, adolescentes y niñas que perdieron la vida en República Dominicana a mano de monstruos creados por una sociedad en la que atreverse a soñar, a veces, es un pecado para la gente empobrecida.
Paula denunció a la empresa Integer Holdings Corporation que un compañero de trabajo la acosaba. Y no solo ella, varias de sus compañeras también lo hicieron en contra de un hombre al que apodaban “El Maniático”.
A pesar de las múltiples quejas, su familia asegura que las autoridades de la empresa no le dieron importancia. Lo esencial era la producción. Seguir la línea de materiales. Rendir al máximo. Paula continuó en el lugar porque con ese dinerito abonaba sus sueños. Ahora sus familiares y allegados exigen justicia con cartulinas casi tan arrugadas como sus corazones luego de la tragedia.
Para la prensa, Paula es la protagonista. Entrevistamos a sus seres queridos. Queremos saber de su vida. Es el centro de atención hasta que la muerte alcance de manera maldita a otra jovencita.
Paula quería volar. Paula quería volar. Paula quería volar.
Llegó al cielo de otra forma.