Desde mi pluma

El reto de mayo

Hace una semana señalé que el mayor reto de las elecciones municipales era reducir en la mayor medida posible el nivel de abstención en las urnas. Bueno, a juzgar por los resultados de la pasada contienda, podemos decir que fue un reto no superado.

Evidentemente, no se ha hablado lo necesario sobre lo grave que resulta que las personas cedan su derecho a elegir, que muchos dominicanos vivan de espaldas a su realidad y no les interese quienes les gobiernan, que algunos entiendan como un castigo para los candidatos no asistir a los comicios y prefieran pasarse los próximos cuatro años quejándose de las autoridades que que resultaron electas.

¿Quién es el culpable? Los dominicanos que no cumplieron con su deber, ese que es impostergable, intransferible y cuyo rechazo tiene consecuencias irreversibles en el futuro del país. Pero también los políticos que, con su comportamiento, su desfachatez y abuso de poder en muchos casos han alimentado durante años la reticencia de los ciudadanos a levantarse de sus casas y salir a ejercer el sufragio.

Ambos panoramas son vergonzosos, reprochables y sumamente alarmantes. Tenemos una oportunidad de oro para reivindicarnos en la próxima contienda congresual y presidencial. En este punto no se trata de medir fuerzas entre un partido u otro, ni de perdedores ni vencedores, pues aunque puede ser una conjetura apresurada de mi parte, lo que pasó este domingo vislumbra lo que podríamos esperar como resultado en mayo, entonces se trata de que nuestra democracia se reponga y salga fortalecida del proceso.

No basta con que haya sido un proceso cívico ordenado y elogiado por los organismos internacionales observadores, no puede considerarse exitoso si prácticamente la mitad de los dominicanos hábiles para votar no participaron.

Implantar en la conciencia del ciudadano la importancia del voto no es tarea a realizarse solo cada cuatro años ni tampoco exclusiva de la Junta Central Electoral, se requiere un nivel de compromiso ciudadano inquebrantable. Los partidos, por otro lado, deben demostrar que el motivo de su existencia va más allá de conseguir un cargo, de ocupar una curul o de ganar una candidatura. Deben demostrar su influencia y arrastre incentivando a sus militantes y a la población en general a no quedarse en casa en mayo.