EN LA RUTA
DE NUEVO EL CANAL
Aún a medias y bajo todo tipo de reservas, la reanudación de las conversaciones entre República Dominicana y Haití en torno a la construcción ilegal de un canal de trasvase que los segundos realizan en su territorio a las aguas del río Dajabón, ha generado beneplácito.
Hasta ahora las pláticas, efectuadas bajo el liderazgo de la Organización de Estados Americanos (OEA), han transcurrido correctamente produciendo un comunicado donde ambas naciones aceptan que una entidad internacional calificada efectúe un estudio técnico que determine los aspectos hidrológicos, sociales y ambientales de la cuenca del afluente en ambos lados de la frontera.
Vale reconocer que el documento, firmado la semana pasada en presencia del secretario general de la OEA Luis Almagro por los cancilleres Jean Victor Généus y Roberto Álvarez, se produce como resultado de las acciones y las gestiones que el presidente Luis Abinader -jefe de la diplomacia nacional- ha realizado en procura de una solución al conflicto.
Se recuerda que en septiembre del año pasado el gobierno dominicano había solicitado la intervención de la OEA en el impasse, logrando que una comisión de la misma se trasladara a la frontera y que en octubre Álvarez explicó contundentemente al Consejo Permanente de la multilateral que las pretensiones haitianas violentan lo establecido en el Tratado Binacional de 1929 sobre la materia.
Así las cosas y con las interrogantes que conlleva negociar con un país donde no se sabe con quién negociar, o que si finalmente van a cumplir, la reunión celebrada en Washington pudiera ser una luz al final del túnel que evidencia –nueva vez- la buena voluntad y la tolerancia de los dominicanos.