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La movilidad urbana en el ojo del huracán

Los dominicanos tenemos que reconocer la visión de futuro integral del Ing. Diandino Peña en materia de movilidad fuera de toda aprehensión personal. Reordenar el tránsito y el transporte fue una preocupación mostrada en su accionar durante el tiempo como funcionario del gobierno del Presidente Fernández.

Yo con justa razón diría que fue el primero en visualizar de manera amplia los efectos del desorden en la circulación para las generaciones futuras en la República Dominicana, lo cual representa un hecho histórico en materia de vialidad, porque propuso reformas legislativas, trató de modernizar en su momento el proceso de expedición de las licencias de conducir. Implementó con nueva tecnología un sistema de control y gestión del tránsito en el polígono central que no supimos entender ni mucho menos apreciar.

El ing. Peña comprendió que la ciudad exigía transformarse y que había que viabilizar nuevos modos de transporte, para que el Presidente Leonel Fernández dejara como legado las denominadas megas obras constituidas en túneles, puentes, elevados, pasos a desnivel, corredores, autovías, carreteras, un sistema moderno de autobuses y el Metro de Santo Domingo. Ello significaba una ola de transformación de la sociedad que repercutiría en todas las actividades propias de un mundo moderno, con la posibilidad incluso de un mejor compartamiento de la gente en un nuevo ambiente subterraneo.

Con el tiempo y pese a un nuevo marco legal para regular el sector continuamos en la República Dominicana con problemas estructurales que afectan el desarrollo sostenible de la sociedad nacional.

Pienso que vivimos sin asimilarlo todavía en su verdadera dimensión lo que fue previsible por expertos e interpretado por un hombre que tuvo la oportunidad de implementar actuaciones en una gestión gubernamental progresista de indudables avances en muchos órdenes, interrumpidas por subsiguientes administraciones.

La política en un país eminentemente político, donde la población en general está en constante actividad política, han impedido un desarrollo pleno y armónico con los tiempos del tema movilidad humana, realidad que explica la ineficacia de las leyes y normativas, a lo que se sumaría la ineficiencia de las autoridades: Falta de decisiones valientes; falencias en la intercomunicación e integración en los procesos a los diversos sectores de la sociedad e incancapacidad de involucrar inteligentemente a los medios de comunicación, las empresas y las comunidades; ausencia de planificación y gestión de política interinstitucional sostenibles y sustentables; de inversión permanente en recursos; ausencia de sosteniblidad en el tiempo de medidas sencillas pero aceptables, etc.

La verdad es que la clave que evitó la solución al caos de la movilidad, penosamente se resume en: la omisión del tema CONTINUIDAD DE ESTADO. Priorizar la personalización de los gobiernos ha constituido un grave error para el país. Cada uno con su librito.

También la indiferencia en los tomadores de decisión se pone en evidencia toda vez que se pierde o retrasa la oportunidad de transformar la sociedad por los intereses creados, sin importar los congestionamientos, el alto consumo de los combustibles por esta causa, las emisiones y sus secuelas en enfermedades múltiples y daños al medioambiente. Por las estadísticas incontrolables de siniestralidades. Ni hablar la pérdida de hora-hombre ni de la depreciación de los vehículos. Y mucho menos, hacia donde todas estas perturbaciones esta conduciendo a un mal comportamiento de la ciudadanía en las calles.

El Estado urgentemente está obligado a liderar el sector. Razones para que los gobiernos sucesivos incluyan la Movilidad Segura en la planificación del uso de la tierra; los diseños de las vías; la aplicación de auditorías de seguridad vial; mejora del sistema de renaje y los sistemas de transporte; en las políticas medioambientales; de salud; sistema educativo; asistencia ante desastres viales y en la gobernanza de los gobiernos locales hasta el más alto nivel político.

De manera que los entaponamientos en nuestras calles y avenidas, colocados en el ojo del huracán por el peiódico Listín Diario, insisto son una parte del problema con un alto costo, cuya tarea está pendiente de determinar o por lo menos ser transparentada. En todo caso, lo cierto es sólo una arista de tantas distorsiones que tiene el complejo escenario.

De lo que si estoy convencido es que los políticos y los empresarios debemos entender que la movilidad segura es un tema de alta prioridad por los efectos nocivos en las diversas áreas de desarrollo de nuestra sociedad, al igual el gobierno, comprender que si las políticas aplicadas no incluyen preservarle la vida y la salud a los usuarios del transporte, sobretodo a los más vulnerables, todo intento por dar respuesta positiva a los congestionamientos, fracasará.

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