POLÍTICA Y CULTURA

“Para que yo pudiera amarte…”

Cristina Peri Rossi, la ganadora del Premio Cervantes 2021, el galardón más prestigioso de las letras en español que no se concede por una obra específica, sino por la totalidad de su aportación a las letras hispánicas, controversial, chocante en sus juicios, diferente, escribió un texto fundamental, hermoso, donde hace una relación poética de mundos temporales en la escritura, para significar todos los acontecimientos que tuvieron que darse históricamente para que se produjera el amor de su pareja, y a la vez revela que cuando dejó de amar, ya no entendió nada, el mundo y sus piruetas, todo lo que parecía conducente se fue la por la cuneta de la historia hasta convertirse en un gran desbarajuste. Transcribo este poema de Cristina: “Para que yo pudiera amarte/ los españoles tuvieron que conquistar América/y mis abuelos huir de Génova en un barco de carga/Para que yo pudiera amarte/Marx tuvo que escribir El Capital/y Neruda, la Oda a Leningrado/Para que yo pudiera amarte/en España hubo una guerra civil/y Lorca murió asesinado/después de haber viajado a Nueva York/ Para que yo pudiera amarte/Catulo se enamoró de Lesbia/y Romeo, de Julieta/Ingrid Bergman filmó Stromboli/y Pasolini, los Cien Días de Saló/Para que yo pudiera amarte/Lluís Llach tuvo que cantar Els Segadors/y Milva, los poemas de Bertolt Brecht/Para que yo pudiera amarte/alguien tuvo que plantar un cerezo/en la tapia de tu casa/y Garibaldi pelear en Montevideo/Para que yo pudiera amarte/las crisálidas se hicieron mariposas/y los generales tomaron el poder/Para que yo pudiera amarte/tuve que huir en barco de la ciudad donde nací/y tú resistir a Franco/Para que nos amáramos, al fin/ocurrieron todas las cosas de este mundo/y desde que no nos amamos/sólo existe un gran desorden”.

El orden quimérico de la historia novelada experimenta momentos altos, que los cronistas enhebran para darle la estabilidad en espiral, al relato de los sucesos trascendentes. En una vuelta de torniquete, Cristina asocia la felicidad del amor a compartir el relato de los hechos esenciales del devenir histórico, se refiere en esencia la motivación del amor, al carácter asociativo de la narrativa de la historia al universo de la personalidad, a sus aflicciones, a su desamor o a su éxtasis. Quizás tocó la clave del desamor, el papel incisivo de los capítulos existenciales. Cuando se extravía la relación personal, todo el embrujo asociativo de lo que se sueña como trascendencia y se persigue como utopía, se puede morir el amor que resistió el desgaste. El amor como campánula, es decir, la ilusión para resistir el desgaste, cuando soñar juntos fusiona todas las utopías.

La complejidad del amor, un poco o mucho inficionada del sentido de posesión, es un misterio que festeja inexplicablemente el corazón. Cuando se reduce como llama, cuando se extingue como universo figurativo, todas las miserias son reconvocada de nuevo sobre la mezquindad humana, y volvemos a ser figuras bíblicas, renacemos como Adanes y Evas, como Caínes y Abeles, a desdecirnos en el abismo actual de carencias, en el insólito mundo del animal primario.

¿Por qué Cristina dice en su texto que cuando dejamos de amarnos, sólo existe un gran desorden? Porque el amor le da sentido a la vida compartida y a sus ilusiones, a su utopías. Nadie puede verse a sí mismo demasiado tiempo, descubriría el horror. Solamente cuando amamos, ordenamos y les damos sentido a la vida en la tierra.     

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