Domingo Savio
Definitivamente que con la entrega de la primera etapa del proyecto urbanístico Nuevo Domingo Savio (NDS) el presidente Luis Abinader se ha crecido como estadista.
Y es que en adición a la mejora en la calidad de vida a los más de 43 mil habitantes de los barrios La Ciénaga y Los Guandules, la obra hace otros aportes tanto tangibles como intangibles.
Dentro de los palpables obviamente están las infraestructuras como una autovía de 4 carriles, un estadio de beisbol, tres canchas de basquetbol y un moderno polideportivo, que junto a un parque para pescadores y una casa para asistir envejecientes, realizó la Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE) que dirige el empresario José Miguel González Cuadra.
Sin embargo, los beneficios no tangibles de NDS son de espectro humano e institucional y envían un importante mensaje en materia de gerencia gubernamental, pero sobretodo, de cómo debe darse la continuidad del Estado. NDS data desde el 2017 y en un gesto de responsabilidad política, el actual gobierno, lo asume, lo apoya –aún en tiempos muy difíciles- y lo inaugura fortaleciendo de paso la simbiosis público-privada. Pero además, lo acontecido, con sus 2, 500 familias reubicadas, constituye una reivindicación social que salda deudas históricas y que evitará tragedias, pero que también integró, empoderó y creó sinergia entre sus moradores, lo que también es otro aporte. Las lecturas positivas de NDS trascienden incluso a sus aplaudibles efectos medioambientales o a los servicios públicos que integra porque evidencia una acción gubernamental, que fuera de cualquier mezquindad, pone primeramente el interés de los más necesitados.