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SIN PAÑOS TIBIOS

Al INTRANT lo frenaron en rojo

El tránsito en la ciudad de Santo Domingo está colapsado y no habrá solución a corto plazo. La masificación del transporte ha sido tortuosa, y, pese a los esfuerzos de varias administraciones, aún no se vislumbra como una opción universal ni eficiente.

El gobierno ha anunciado nuevas iniciativas de transporte masivo que se suman a las ya existentes, pero el desafío mayor —el institucional— ha sido postergado, cuando no evitado; porque todo caos es, en esencia, la subversión de las reglas que norman un sistema, y el tránsito no es la excepción. Nuestro mayor problema comienza con una vulneración sistemática de las leyes que lo rigen, promovida e incentivada por una autoridad que premia la impunidad y que favorece la arbitrariedad.

El Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT), órgano rector del tránsito en el país, sabe prometer medidas que muchas veces se quedan en el discurso, como los pares viales o nuevos corredores; otras, a ojos vistas constituyen rotundos fracasos, como las ciclovías o “Parquéate Bien”; o, el último de la lista, la puesta en marcha de los semáforos inteligentes.

Desde la más absoluta ignorancia y falta de experticia en ingeniería vial, me siento legitimado para opinar sobre el tema por las más de dos horas diarias que paso tras un volante; por saber que el 12.5% del tiempo de vigilia que me queda de vida se diluye viendo cómo en esta jungla de concreto, hordas de motoristas hacen y deshacen impunemente; guagüeros, patanistas, camioneros, taxistas y todo el que quiere hacer lo que le viene en gana hacer, puede hacerlo, porque la autoridad no hará nada para regularlo, evitarlo o sancionarlo.

Nada que no sea la negación como política institucional de gestión del tránsito, porque decir que ha mejorado, es, ante todo, una burla a quienes a diario percibimos como el orden vehicular se desmorona. En el INTRANT son expertos en declaraciones maximalistas, soluciones que no funcionan, y plazos que no se cumplen.

El presidente va por soluciones mayores, poniendo recursos en los discursos, mientras que sus subalternos ni siquiera pueden cambiar el orden a dos avenidas, y, cuando ejecutan algún “piloto”, no rinden cuenta ni informes a la ciudadanía que permitan certificar la efectividad de sus medidas.

En el paroxismo, la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP), mediante resolución RIC-156-2023 del 27 de octubre suspendió de oficio la ejecución del contrato DJ-CBS-009-2023, referido al sistema de gestión de tráfico de Gran Santo Domingo “[...] por haber observado de manera preliminar hallazgos e indicios que pudieran dar cuenta de irregularidades graves por violaciones al debido proceso [...]”, por lo que el anuncio de que en “en la primera semana de octubre” el sistema de tránsito con Inteligencia Artificial comenzaría a funcionar, quedó en un anuncio [otro más].

Al parecer, el semáforo inteligente si funcionó, pero para frenar en rojo al INTRANT... Habrá que ver cuándo le darán el verde.

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