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Bergés Peña: un titán

Bernardo Bergés Peña era un hombre entregado a la publicidad en cuerpo y alma. Lo conocí siendo un activo y prestante ejecutivo de esta industria y un verdadero titán del negocio.

Por su agencia, Bergés Peña & Asociados, pasaron la mayoría de los diseñadores y creativos publicitarios de su época: Efraim Castillo, Milton Peláez, René del Risco, Franklin Domínguez, Santiago Lamela Leger, Iván García, Daniel De León, Gaspar Muñoz, entre otras figuras estelares de entonces.

Era un hombre laborioso. Inició su carrera como vendedor de anuncios en El Caribe y llegó a ser dueño de su propia agencia de publicidad.

Efraim Castillo, posiblemente la persona que más cerca estuvo de su carrera como hombre de la publicidad, en una sentida semblanza que hace de él, señala algunas cualidades que vale la pena reproducir por el valor que encierran: “un amor desmedido al trabajo que le impulsaba a laborar 15 horas al día; una intuición, un olfato, que le permitía convencer a creativos, ejecutivos de cuentas y directores de arte, a laborar junto a él; y una virtuosa honradez que le estimulaba a defender –a capa y espada- los presupuestos de sus clientes”.

La razón por la que Bernardo Bergés Peña permaneció tanto tiempo en el mundo de la publicidad es posible que la encontremos en esas bondades que señala Efraím Castillo acerca de su figura, ya histórica para esta profesión en el país.

Hacía ya un gran tiempo que Bergés Peña se había retirado y Efraím evoca el día en que por razones de salud se lo comunicó: “al hablarme, sentí que al otro lado de la línea telefónica, unidas a las palabras, había lágrimas en sus ojos. Supe ese día que Bernardo cerraba el ciclo más importante de su vida: el trabajo publicitario, la actividad a la que le dio los mejores años de su existencia”.

Bernardo Bergés Peña se fue, pero ha dejado un nombre, una fama, un buen ganado prestigio que lo hacen merecedor de un sitial de precursor en la historia de la publicidad dominicana.