Tribuna del Atlántico
Los motivos de la crisis, a ambos lados del Masacre
The New Yorker ha compartido en las redes, el artículo de Joan Acocella: “Reina del crimen, cómo Ágatha Christie creó el asesinato moderno de misterio”, publicado en agosto de 2010.
Navega sobre el modelo de la escritora británica, el esquema casi invariable de armar sus historias, de las que se han publicado billones de ejemplares y que la convierten en la novelista más leída del mundo.
Mucho se aprende de Hércules Poirot y Miss Marple, ellos y los demás detectives de novelas y supone uno, los de la vida real, tienen como divisa esencial de sus investigaciones, determinar los motivos, la razón por la que una persona comete un crimen.
Los motivos, sirven con frecuencia para entender no solo las acciones negativas, sino también las positivas o las que parecen serlo.
Como el accionar de los políticos, teniendo siempre presente la frase martiana que Bosch hizo suya, de que, “en política hay cosas que se ven y cosas que no se ven y a veces, las que no se ven son más importantes que las que se ven”.
El presidente Luis Abinader ha tomado una serie de decisiones con relación a Haití, al calor del conflicto que ha originado la construcción del canal derivador del río Masacre, que ha todas luces desborda la capacidad de acción del gobierno haitiano, que no sólo ha perdido el control del territorio, por el dominio de las bandas, sino también de imponer criterios a otros grupos sociales, como ese.
Las medidas del presidente Abinader han concitado un amplio respaldo de la población, el cierre de la frontera, el despliegue militar y la prohibición de acceso al país de los agitadores que motorizan la construcción del canal.
La razón es muy sencilla, la creciente sensación de que la inmigración ilegal haitiana, desborda los límites de lo razonable, el impacto económico que tiene para el sistema de salud dominicano la atención a parturientas haitianas, que ya son el 35% de los partos y el temor legítimo de que las bandas que asolan ese país puedan hacer incursiones en este.
El impacto inmediato de cientos de haitianos saliendo del país voluntariamente, abona la eficacia de las medidas. Poco importa la facilidad con que retornarán nuevamente cuando las aguas vuelvan a su nivel.
El paquete de acciones aún no resuelve el tema esencial de la frontera, el negocio que representa para la estructura militar y consular, dar una visa o dejar pasar. Por cierto, ningún jefe militar o policial de los puestos fronterizos ha sido investigado por enriquecimiento ilícito.
En lo inmediato el resultado es a pedir de boca, sólo se habla de eso, el relato público en manos del gobierno, casi se olvida uno de los apagones, de la libra de azúcar a 60 pesos, del choque del Metro, la falta de agua, el aumento de los combustibles, fracaso de la fórmula incluido, “y cosas así”.
El motivo, que nadie lo dude es, esencialmente electoral, las figuras del PRM, condenaban el muro antes y ahora lo celebran, el presidente suma a sus defensores hasta a los Vincho, enemigos tradicionales y acérrimos de Peña Gómez, líder inspirador de los perremeistas, pero los tiempos cambian. No he descubierto nada, el interés electoral, ya lo han planteado J. C. Malone y Rosario Espinal, entre otros.
Al aplauso casi unánime, no se han sumado las figuras del ala progess que fueron esenciales en el triunfo del PRM, tampoco le han llevado la contraria.
Lo peor del cuento es que al otro lado del Masacre, los motivos son los mismos, si la obra beneficia a los productores agrícolas de esa zona de Haití bien, pero el objetivo es otro, es demostrar que se tiene el coraje de desafiar a los dominicanos, al presidente y al Estado, el relato esencial de Claude Joseph, que busca allá elevar el nacionalismo haitiano, así como lo hace el presidente Abinader aquí.
Esos grupos buscan posicionar en Haití, a su delfín con un discurso de confrontación con la República Dominicana y con Abinader, su objetivo no es el canal, es posicionar a su elegido, para cuando allá se pueda viabilizar una elección.
A ambos lados del Masacre hay razones de sobra para defender sus respectivas posiciones, el motivo subyacente, el electoral, sostiene de momento el relato, esperemos que pronto la diplomacia pueda encontrar un bajadero a una crisis que ya cuesta mucho.