OTEANDO

La elocuencia de Andrés Navarro

En días pasados, hubo momentos en que sentí que ciertos miembros el PLD exhibían un discurso empobrecido, insuficiente y no conforme con las argumentaciones que demandaban las circunstancias. Eran los momentos en que se había empezado a construir, en contra de ese partido y su candidato, cierta suerte de relato mítico que pretendía descalificarlos como contendores dignos en función de falacias que procuraban mostrarlos no solo débiles, sino sin calidad moral para aspirar de nuevo a gobernar el país. En esa coyuntura hice una modesta recomendación a ese partido al señalarles que sacaran de escena a los desdichados defensores porque le estaban haciendo más mal que bien. Le sugerí que lanzaran de nuevo al ruedo a los gallos experimentados en esas lides, habiéndome atrevido a proponer a tales fines a Francisco Javier García, avezado hombre de la argumentación política.

En medio de esa revolución interna que vive el PLD, en la que se hacen renovaciones muy atinadas en relación con su liderazgo, mi sugerencia no pareció calar en el seno de su cúpula partidaria, si bien las apariciones públicas de Francisco Javier siguen ocurriendo con relativa frecuencia, mas no con la intensidad que lo visualizaba mi intrusa recomendación. Sin embargo, el miércoles pasado, oí comparecer al programa radial “El gobierno de la mañana” al arquitecto Andrés Navarro, en su rol de coordinador nacional de campaña de Abel Martínez, en el marco de una entrevista en la que este mostró unas cualidades que desconocía de él. Navarro respondió con desenvuelta autoridad todas y cada una de las preguntas que les formularon los protagonistas de ese programa luciendo dueño de una habilidad argumentativa sin precedentes y de un inestimable acervo para la discusión y la filosofía públicas.

Manejó, incluso las provocativas intervenciones de algunos parciales del gobierno de turno, con sobrada ecuanimidad, pero también con la necesaria asertividad que demandaron. El tiempo habrá de consagrarlo como uno de los rescatadores del discurso público, y su desempeño pone de relieve el desarrollado sentido selectivo de Abel Martínez a la hora de escoger colaboradores determinantes para la consecución de sus metas. El reto del PLD es demostrar que tiene calidad para aspirar a reconquistar el poder, y lo está haciendo, convenciendo al país de que, si bien algunos de sus funcionarios pudieron cometer yerros -de lo que no está exento ningún gobierno-, su militancia y su dirigencia está constituida mayoritariamente por hombres y mujeres probos y competentes. Andrés Navarro en uno de ellos. 

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