Tribuna del Atlántico

Los retos del turismo de Puerto Plata

Joven aun, allá por el 1988 nos embarcamos en una experiencia interesante, un tour que entonces se llamaba 7 capitales de Europa, en el que no todas eran capitales, pero todas ciudades interesantes del viejo continente.

Socializamos con algunos del grupo y recuerdo unas enfermeras de Algeciras, muy dispuestas siempre a caminar las ciudades y los más mayores del grupo, Pepe y Ester, una pareja que ya retirados vivían esencialmente de unos apartamentos cercanos a la playa en Murcia.

Me llamo la atención que, para entonces los apartamentos se alquilaban, básicamente en verano, con el resto del año cerrados literalmente y visitas puntuales de ellos para chequear que todo anduviera en orden y sin dificultades. Eran a pesar de todo rentables y les permitían cubrir sus necesidades y darse unas vacaciones como estas, cada año.

Siempre los recuerdo porque un día nos embarcamos en la aventura de caminar, insólitamente en Londres, desde Trafalgar Square hasta el hotel que estaba en las cercanías de la estación de Victoria and Albert. Ahora los ha traído a mi memoria la advertencia del expresidente de la Asociación de Operadores de Turismo Receptivo, Opetur, Mitchell Musa, de que los hoteles de Puerto Plata podrían entrar en una etapa de tener que cerrar en el verano si no mejora la situación de las llegadas aéreas.

Cruda advertencia, que no hace más que recordar las preocupaciones que expresaba, tal vez de modo más sutil, en nuestro artículo, “Puerto Plata y el dilema del Periodista” y más recientemente en “Mientras llega el Bergantín de nuestras esperanzas”, en los que advierto del contrapunto que supone el buen desempeño del turismo de cruceros, frente a las llegadas aéreas, que aún no alcanzan los niveles del 2019. ¿Resistiría esas inversiones esos meses de cierre forzado? Esta situación no solo afecta a Puerto Plata sino también a Samaná y La Romana.

Musa sostiene que no está seguro de que el destino pueda resistir 3 veranos más a que surja el proyecto de Bergantín como salvación planteada por el Gobierno para esta zona, todos sabemos que hacer realidad un proyecto como ese puede tomar incluso más de 3 veranos,

Pero los retos de la costa norte, que tienen como centro indiscutiblemente la llegada de turistas por vía aérea, no se circunscriben a esto, van desde complejos temas como el Puente de Cangrejos, hasta nimiedades como la construcción de 3 torres de vigilancia en la Playa de Cabarete, anunciadas por el propio Presidente en octubre del 2020 y que se dice fueron paralizadas por una inexplicable disposición de Medio Ambiente. En Cabarete el manejo de las aguas residuales son un tema pendiente que intentaron resolver en la gestión de Felucho Jiménez y que desde entonces yace en el limbo o en el purgatorio.

Agua Potable

El más surreal de los dramas de la región que afecta sobre todo a Sosúa y Cabarete es el del suministro de agua potable, un desastre, ahora justificado con la sequía. El principal hotel de Sosúa, dicen que pagó el pasado mes 1,6 millones de pesos en agua, servicio de Coraaplata, más compra de camiones, no hay forma de ser rentables con esa situación.

Lo peor del cuento es que ni siquiera el turismo de cruceros está exento de amenazas, ya decíamos en un reportaje reciente la amenaza que representa para ese sector el vertedero, incendiado dos veces este mes, al que no se le ve solución tres años después de la actual gestión, cañadas, precios a los turistas etc.

Prestemos atención a los retos o amenazas, si usted quiere, que tiene el turismo de Puerto Plata. “El pasmo, con tiempo, tiene cura”. Dicen por aquí.

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