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La anexión frustrada

Apenas cuatro años después de la restauración dominicana, en el año de 1869, se concibió un proyecto para incorporar la República Dominicana a los Estados Unidos.

El presidente norteamericano Ulysses S. Grant era el patrocinador del proyecto. Mientras, el presidente dominicano, Buenaventura Báez era su inspirador.

El presidente norteamericano acariciaba la idea de qué no solo la República Dominicana fuera parte de la Unión, sino también Cuba y Puerto Rico, para formar una trilogía hegemónica en aguas del mar Caribe.

A ese respecto, el historiador Bernardo Vega en su obra “La cuestión racial y el proyecto dominicano de anexión a Estados Unidos en 1870” aseveró que el presidente norteamericano estaba inspirado por dos motivos: “uno de ellos racial y el otro geopolítico, pues además de enviar esclavos libertos a Santo Domingo, Grant también se proponía incorporar a la Unión la isla de Santo Domingo para, acto seguido, enfocar su atención en Puerto Rico y Cuba, y de esa manera controlar la región del Caribe”.

Grant a mediados de 1869 envió a Santo Domingo al general Orville E. Babcock, con un borrador de acuerdo a discutir, redactado por el secretario de Estado Hamilton Fish.

En su segundo viaje a Santo Domingo, Babcock logró que se firmara, el 29 de noviembre de 1869, el “Tratado entre los Estados Unidos y la República Dominicana para la incorporación de esta en aquella nación”, por Manuel María Gautier, ministro de Relaciones Exteriores dominicano, y Raymond H. Perry, agente comercial norteamericano.

El Tratado estipulaba un pago de $100,000.00 en efectivo y 50,000.00 en armas. De igual forma, una denominada Convención que establecía el arrendamiento de la bahía de Samaná en caso que el Senado norteamericano no aprobara el Tratado.

Este acuerdo tenía que ser ratificado por el Congreso de los Estados Unidos de América para su validez, pero tuvo la oposición de un grupo de legisladores encabezados por el senador por el Estado de Massachusetts, Charles Summer, quien pronunció un memorable discurso, el 21 de diciembre de 1870, que tituló “La viña de Naboth”; reiterando la contundencia del mismo, en la sesión solemne del Senado norteamericano del 24 de marzo de 1871.

En estos dos categóricos discursos, Charles Summer establecía el abuso de poder de una nación grande contra una más pequeña y la corrupción implicada en el tratado de anexión.

El 30 de junio de 1871, el proyecto no logró las dos terceras partes de los votos para ser aprobado en el Senado norteamericano. La votación quedó empatada con 28 votos en contra y 28 votos a favor, quedando rechazado.

El voto negativo fue motivado porque no se quería que los dominicanos pudiesen migrar libremente a Estados Unidos como ciudadanos de ese país.

Pero no fue hasta 1874, cuando terminó el gobierno de seis años de Buenaventura Báez, que se logró poner punto final a todo intento de un gobierno dominicano de tratar de anexionar nuestro país a otra potencia extranjera.