Desde mi pluma
Algo de gloria para ellos
¡Gloria!, eso dieron al país nuestros atletas en los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en la capital de El Salvador, la delegación dominicana colocó a la nación dentro de los mejores lugares del medallero ganando oro, plata y bronce en diferentes categorías.
Una de las atletas que llevó en su pecho con orgullo y dignidad la bandera dominicana durante la competición fue Marysabel Senyú, resultando campeona en la categoría de salto alto.
Esta semana, Listín Diario publicó la historia de la deportista exponiendo las precarias condiciones en las que se encuentra su vivienda ubicada en el sector Cumajón de La Romana y las necesidades que tienen ella y su familia.
No me atrevo a generalizar aseverando que esta es la realidad de todos los atletas dominicanos, pero si estoy convencida de que hay muchos jóvenes como Marysabel con deseos de forjar una carrera exitosa en alguna disciplina olímpica que frenan sus aspiraciones anclados por la pobreza que los rodea y la falta de oportunidades.
Sé que las autoridades han hecho esfuerzos en distinguir con premios metálicos a los atletas que resultan galardonados, pero ese reconocimiento no es suficiente y tampoco debería llegar cuando el atleta alcanza la meta porque a fin de cuentas es cuando se entrena y carece hasta de materiales, alimentos o incluso recursos para costear su transporte que nuestros deportistas necesitan una mano solidaria.
La sociedad también debe hacerse eco de estas realidades, porque aunque esa ayuda podría venir de cualquier lado, como ha ocurrido un sinnúmero de veces, indudablemente, es una deuda, una responsabilidad del Estado dominicano, especialmente del Ministerio de Deportes, cuyo presupuesto debería destinar un porcentaje para suplir las necesidades esenciales de cada atleta. .
Ellos también merecen gozar de la gloria que nos dan cada vez que nos representan. Ellos también merecen que su esfuerzo les sea retribuido con mejores condiciones de vida.