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Tribuna del Atlántico

Los apagones y “la pava”

Que 23 años después de iniciado el siglo XXI, los apagones sean cosa corriente en República Dominicana, es el mayor contrasentido para un país que ha avanzado tanto en otros aspectos.

En el Olor de la Guayaba, Gabriel García Márquez, analiza, sin rubor, la naturaleza de sus supersticiones, habla de objetos y acciones que tienen “la pava”, una expresión venezolana para referirse a objetos o situaciones de mala suerte o que atraen mala fortuna.

Así, las capas negras, el frac, andar desnudo y con zapatos, o hacer el amor con los calcetines (medias) puestos, son para el hijo del telegrafista de Aracataca, ganador del premio Nobel de 1982, situaciones que tienen “la pava”.

Cualquiera que haya dedicado algún tiempo a reflexionar sobre el sector eléctrico dominicano, podría sentirse tentado a pensar que ese sector tiene esa extraña y maléfica condición.

¿Qué otra cosa puede explicar que no se haya podido resolver definitivamente en 60 años?

Es innegable que en las últimas décadas se había avanzado, hasta no hace mucho una gran cantidad de sectores tenían servicio 24 horas, por lo tanto, la crisis actual en el servicio implica, un deterioro con relación a los avances que habíamos alcanzado.

Que si el aumento de la demanda por la terrible ola de calor que nos afecta, que si los apagones financieros, las chichiguas o las fases de la Luna, han sido explicaciones que se han dado a lo largo del tiempo, pero el problema, “vuelve y vuelve”, como el eslogan del Doctor Balaguer, hace años.

Hemos hecho todo, hicimos presas, privatizamos y sin dar tiempo a ver resultados, otro gobierno estatizó, plantas a carbón cuando en el mundo comenzaban a desaparecer por contaminantes, parques eólicos, proliferan los usuarios de energía solar y “la vaina”, si aquí se permite el término, sigue.

Se recuerda que una de las figuras de la Banda Colorá, de triste recordación, tuvo la misión de terminar con el entonces poderoso sindicato, Sitracode, que por su fortaleza fue considerado como la causa de los problemas de la Corporación Dominicana de Electricidad, como entonces se llamaba y nada.

El actual gobierno concentró en el Ministerio de Energía y Minas las funciones de la CDEEE, una superestructura que buscaba una gestión unificada del sector y hacerlo más eficiente. “Ni l’un, ni l’autre”, dicen los franceses, ni lo uno, ni lo otro.

La semana pasada, el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, (CREES), publicó un gráfico, teniendo como base las informaciones del Ministerio de Finanzas, que dan cuenta del aumento sostenido en las pérdidas totales (Energía no cobrada + pérdida de energía), que alcanza el 39.2 %, en contraste con el 30.5% de 2019, en 3 años hemos perdido 9 de los 14 puntos porcentuales que habíamos logrado reducir en 9 años. Tampoco ha sido la solución.

La promesa de eficiencia de la campaña, en el sector eléctrico, hecha añicos por la realidad, no voy a comentar aquí, las cancelaciones en Edeeste, ni los escándalos y cuestionamientos a esa empresa y a Edenorte por ejemplo.

En suma, que el drama de las empresas eléctricas no termina.

Ahora que muchos añoran, equivocadamente, a Trujillo, el más malvado de nuestros dictadores, no faltará quien interprete esto como una maldición del dictador, dueño de todo lo que existía.

A estas alturas habrá que convocar a exorcistas cristianos, o algún maestro de la santería criolla, del gagá ni pensarlo para no alterar los nacionalismos, pero alguien que sepa como sacarle “la pava”, a los apagones y a todo el sector eléctrico, para conjurar, de una vez y para siempre, un problema que es la esencia misma de los atrasos, de una república que ha avanzado tanto en diferentes áreas.