Tribuna del Atlántico
“Vamo a hablar inglé”
Hay temas icónicos de la música típica dominicana, el merengue “La chiflera”, por ejemplo, es el más grabado y el que casi todos los conjuntos típicos tienen en su repertorio, así como, “El diente de oro”, “El Fua”, “El Farolito” y “Vamos a hablar inglés”, popularizado por la soberana Fefita la Grande, entre otros.
“Vamo a hablar inglé”, como suena en el habla común de la gente, o como se diría en los Motivos del Son, de Nicolás Guillén, en lugar de la forma gramaticalmente correcta, es un reflejo de la cultura popular, la mujer celosa, aunque dice que no lo es, que sólo tiene el defecto de cuidar lo suyo, dice: “El día que te encuentre bailando otra vez, Ay que delante de la gente, Vamos a hablar inglés”. Como quien dice, ¡Vamos a hablar claro!
El presidente Luis Abinader destacó, hace unos días, la necesidad de garantizar que formemos una generación, con ambos idiomas, literalmente dijo: vamos a hablar inglés, en el buen sentido, sin la velada amenaza del tema musical.
A raíz de lo cual, el Listín Diario, ha hecho, lo que le toca, periodismo, al poner de relieve la situación del programa de Inglés de Inmersión, lanzado en 2005, con logros, una iniciativa buena, que, con los años, pierde empuje y calidad, el testimonio de primera mano de miembros de su redacción, desde la perspectiva de una alumna y desde la perspectiva de un profesor, ha puesto en evidencia las deficiencias actuales del programa.
Las declaraciones de su creador, que denuncia la falta de evaluación, el deterioro de su rol como mecanismo para propiciar una generación de jóvenes preparados en el idioma inglés, en capacidad de insertarse al mercado laboral, en diferentes áreas.
Nadie hubiera esperado, que desde el Gobierno, se produjera la destemplada reacción del ministro de Educación Superior Ciencia y Tecnología, Franklin García Fermín, exrector de la UASD, con los esquemas de quienes pierden de vista las bases del sistema democrático. ¡Que le quieren hacer daño! Lo que se esperaba del exrector de la universidad que ejemplifica las luchas por las libertades públicas de este país, es la explicación clara de las denuncias formuladas y, sobre todo, ¿qué va a hacer su gestión para mejorar las carencias del programa y cumplir con el mandato del Presidente?
De nuevo, parafraseando a Roberto Marcallé, diré que: Ya no están estos tiempos para reacciones destempladas y antidemocráticas. Hay quienes pierden de vista que, su función como servidores públicos, es responder a los reclamos de la sociedad, no querer intimidar a los medios que hacen una labor crítica, aunque estemos en los tiempos en que se permite el partido de Ranfis, el nieto de Trujillo.
“Cuando yo te agarre dándole café
Ay que y a la vecinita
Vamo a hablar inglé”
Uno podría pensar que, a estas alturas, el presidente habrá, en los términos de la vieja Fefa, “hablado inglés”, con el ministro, pero eso no lo sabremos, ni tenemos que saberlo. No son cuentas de nuestro rosario.
De lo que se trata, es de asumir las correcciones necesarias para que ese programa sea un instrumento idóneo para la enseñanza del idioma de Shakespeare y que pueda, ojalá, ser aplicado a otros idiomas, ¿acaso no es el turismo, el motor de nuestra economía? Garantizando su eficiencia, condiciones adecuadas para alumnos y profesores, como herramienta para que nuestros jóvenes tengan mejores oportunidades.
Sin altanerías, ni resabios, con el sabor, la gracia y la cadencia de Fefita, “Vamo a hablar inglé”