FIGURAS DE ESTE MUNDO

Más allá de la educación

El Renacimiento y el humanismo produjeron, en la Europa del siglo XVI, unos instantes optimistas de la fe en la humanidad. Erasmo de Rotterdam y otros humanistas pensaban que el hombre podía hacerse cada vez más humano por medio de la cultura. 

El hombre culto, el civilizado, siente repulsión -decían- por groseras violencias, y no se entrega sin reflexión a las pasiones. Si los educados tuvieran el control del poder político, se acabarían por sí mismos el caos y la bestialidad; la corrupción y las rivalidades sin fin serían extravíos del pasado. 

Pero Cristo, conocedor cabal de la naturaleza humana, había enseñado otro camino para el renacimiento del hombre. 

Dijo que todas la maldades que contaminan al hombre salen de su propio corazón, que solo el Espíritu Santo, recibido por la fe en Él (Cristo) -no una vasta cultura- regenera y renueva la imagen de Dios en el creyente.

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