Celebraremos prontamente la fiesta de Pentecostés. En ella acentuamos muchas cosas, pero una de ellas es la renovación.

El Espíritu Santo viene a renovar a la humanidad y a los seres humanos. No viene a cambiarlos, porque renovar no es cambiar.

Sucede lo mismo cuando nos aseamos diariamente: el cuerpo se limpia -se renueva- pero no cambia.

Por eso esta fiesta de Pentecostés nos recuerda un tema clave en la vida: renovarse continuamente.

Por eso esta fiesta de Pentecostés nos recuerda un tema clave en la vida: renovarse continuamente.

Aprendamos, pues, como el Espíritu Santo viene a remover, no a cambiar.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.