Una Cumbre sin terceros
Nuestro país es muy propenso a lograr consensos que nunca alcanzan la categoría del hecho consumado y terminan siendo grises odas a lo que nunca ocurrirá.
Precisamente por eso, uno saluda la propuesta de Margarita Cedeño para que en medio de esta tolvanera de incertidumbres y temores locales y globales, nuestros tres presidentes Fernández, Mejía, Medina y el Presidente Abinader, haciendo un alto en el camino de su lucha político-electoral celebren una Cumbre sin terceros.
Ellos solos, y solo agua, café Santo Domingo y al mediodía, “derretido de queso y zapote con K” de la barra Payán, o el plato del día del restaurante Vizcaya, “bocato di Cardinale”.
La incertidumbre global, la sempiterna crisis de Haití y una crisis política local en ciernes lo ameritan. Lamentablemente, a nuestras élites les cuesta mucho pasar de las palabras a los hechos, y a la hora de la verdad, ellas mismas boicotean sus acuerdos, por ejemplo, sacar la mano del narco y el lavado de los partidos y las campañas o revisar una a una las exenciones fiscales que otorga el Estado.
En 2010, contratado por el Gobierno de entonces, Jacques Attalí presentó un pormenorizado informe sobre la economía del país cuyas principales sugerencias en eso quedaron: en sugerencias. Luego acordamos la Estrategia Nacional de Desarrollo cuyos principales mandatos siguen siendo letra muerta hasta tanto un gobierno encuentre la mágica manera de aplicarlos sin que ningún sector resulte afectado. (Aquí la Patria siempre puede esperar… y espera).
En 2020, el Grupo Gazebo publicó un libro fundamental: “Gazebo. Por un sueño país”, que ha terminado siendo otra oda a lo que no podrá ser. En febrero, los sobrinos de la ANJE presentaron sus Propuestas de Deseo para 2023, que en eso quedarán, en buenos deseos, resumen ejecutivo de un programa de un gobierno que no será.
Admitámoslo, salvo en el amor, en casi todo lo demás a los dominicanos nos cuesta pasar de las palabras a los hechos, “… tus accidentes, palpar cada medida, humedecer tus ojos y tus fuentes y penetrar al fondo de tu vida”.
Por eso la importancia de esta Cumbre. Si nuestros líderes no son capaces de llegar acuerdos y cumplirlos, más temprano que tarde aparecerá un líder populista, carismático y oportunista, sumará resentimientos, promoverá odios y, como en 1930, 1963 o 1966, volveremos los dominicanos a citar arrepentidos al machista-leninista bíblico de Jeremías.