Anormal normalidad
“Cuidado con ese anillo”, “no saques el celular en la calle”, “mejor no salgas solo por la noche”, son frases que escucho al menos una vez al día en mi casa, en mi lugar de trabajo, mientras abordo el transporte público o en cualquier otro sitio que visite.
Tenemos tan arraigado el miedo a la delincuencia que estas expresiones se han tatuado en nuestro lenguaje al punto en que las vemos como si esto fuese algo normal.
Pero no lo es y no lo será jamás, aunque se nos haga costumbre. Nadie debería vivir con tan extrema cautela. Por eso, ojo con lo que normalizamos.
Tampoco es que sea culpa de la gente, es simplemente una forma de protegernos los unos a los otros, porque no sentimos la más mínima seguridad en nuestro propio país, pese a las incontables estrategias, relegadas a meros intentos, de los gobiernos por erradicar esta maleza.