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La charada del 13 y la corrupción

Los que ya peinamos canas, crecimos escuchando historias, cábalas y creencias con relación al número 13, viernes o martes 13, zafa.

Edificios que saltaban del piso 12 al 14, hoteles sin habitación 13. Y claro, todas las referencias bíblicas, la Última Cena con 13 convidados, incluyendo a Jesús, el capítulo 13 del Apocalipsis, se refiere a la llegada del anticristo, en las cartas del tarot, el 13 es la muerte.

El tema ha cambiado con el tiempo, ya se sabe qué, el número es positivo para los judíos, que hablan de los 13 atributos de la misericordia divina, que 13 es la suma de las 12 tribus de Israel, más los levíticos y con el tiempo el numero ha perdido misterio.

Cuba que ha sido referente en América de tantas cosas, en la música, en la radio, en la televisión, con actores y cómicos difíciles de superar, tiene, desde el siglo 19, en la charada, el juego de la bolita, uno de los más viejos referentes de juegos de azar regulares en el continente.

Allí se desarrolló todo un sistema para interpretar los sueños, que se fue traspasando al resto de las Antillas, si sueñas con esto, el número es tal y con aquello, tal cual. En la charada soñar con pavo real, niños o anafes da 13, no sé si los implicados en el famoso caso 13 de la Lotería Nacional, soñaron con algunas de estas cosas, para armar su jugada, su fraude es mejor decir.

Pero cuando uno ve la decisión, nada más y nada menos, que, de un tribunal colegiado, dejando fuera al administrador de esa institución, en una operación que como ha dicho el magistrado Wilson Camacho, no se podía montar sin su participación, tiene uno que pensar que la charada del 13 es más de buena, que de mala suerte.

Porque a estas alturas lo que se esperaba era una condena de todos los implicados, pero a los jueces, parece que no le ha sido suficiente las pruebas de cómo se armó un tinglado tan preciso para que el 13 fuera, premio mayor.

Lo peor del cuento es, que, a tres años del inicio de la justicia independiente, cuando uno ve que los condenados son los chivitos, no se tiene otro remedio que ponerse la mano en la cabeza y decir ¡ay, mis cuartos! Porque cualquiera hubiera apostado a condena en este caso, siendo el principal acusado un prominente funcionario del gobierno actual, implicado en lo que, parecían, pruebas irrefutables de un delito, como para dar un ejemplo.

Más triste aún, es el derrotero que parece haber cogido el dichoso combate a la corrupción, ahora que casi no hay presos por eso, y los casos parecen diluirse, habrá quien satanice a los jueces y quien, por el contrario, ponga en duda la eficiencia de los fiscales. Lo cierto es que la lucha, que no es la de Jack Veneno, parece haber perdido su cabellera.

Su importancia es cada vez menor, hasta el punto de que no mereció mucha atención en el discurso de casi tres horas del 27 de febrero.

Como el término charada también se refiere a un juego de adivinanzas, algunos buscarán en la decisión del caso 13, algún significado ulterior. Alguna cosa para interpretar o adivinar.

Fuera del 13 como número, ahora de buena suerte, no sabe uno si se podrá adivinar otra cosa.

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