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La tragedia de Turquía y Siria

El lunes el mundo despertó sobresaltado por las noticias de un terremoto de proporciones apocalípticas, ocurrido en la provincia turca de Gaziantep, con enorme impacto en ese país y en Siria.

Es el peor seísmo en Turquía en un siglo, mas de 20 mil muertos y contando, entre ambos países. Esa zona de Turquía es el asiento de miles de sirios que huyendo de una guerra que ha causado horror durante mas de 12 años, se han refugiado en el país vecino.

Turquía es un referente por su ubicación geográfica, entre Asia y Europa, por hacer frontera con numerosos países y su importancia histórica, como sede del imperio otomano, que dominó gran parte del mundo conocido, durante seis siglos.

En cualquier pueblo de América, la gente identifica a los turcos, a veces sin saber muy bien de donde vienen, por los inmigrantes de esa nacionalidad que en muchas ciudades se han dedicado al comercio, de telas, alfombras, zapatos y otros artículos.

En general, gente laboriosa, que ha prosperado en muchos lugares, gracias al comercio. Así, reciben el apelativo de turcos, personas que son de otros países árabes; libaneses, sirios y otros, como los que convergen en el Club Libanés, Sirio Palestino, de Santo Domingo.

En el momento del auge del turismo dominicano, Turquía era una referencia obligada como mercado de competencia con el que nos disputábamos, sobre todo, el mercado europeo.

En los últimos tiempos, telenovelas y series turcas se han convertido en favoritas de un amplio público del mundo, al que no escapa la República Dominicana, la historia de los sultanes, de los clanes familiares turcos o simples culebrones románticos, se consumen ampliamente en las pantallas de televisores, teléfonos inteligentes, etc.

Es así, que al enterarse del terrible impacto de este sismo, la gente haya pensado en Turquía como un lugar de referencia, con el que están bastante familiarizados.

Los terremotos, ya se sabe, no pueden predecirse, es una demostración fehaciente de que, por mucho que avance la tecnología, por mucho que se modernice el mundo, el ser humano siempre estará a expensas de las fuerzas de la naturaleza, de la ira de Dios, como para recordarnos de tiempo en tiempo, que el hombre que conquistó la Luna y que pone artefactos en Marte, es presa de la fragilidad de los elementos de la Tierra, en la que habita.

Hace algo más de una semana un temblor de 5.3 grados en la escala de Richter en las Calderas Bani, nos recordó a los dominicanos esa fragilidad, provocando alarma en varias ciudades, hasta en Luperón, situado en el otro extremo del país, un edificio de la JCE resultó agrietado con el temblor.

En septiembre harán 20 años del ultimo terremoto grande del país, de 6.7 grados, que afectó a Puerto Plata, destruyendo escuelas y edificios.

A partir de ahí, se han preparado ingenieros especializados en construcciones sismorresistentes, se inventariaron las edificaciones vulnerables y se han establecido modelos ante la posible ocurrencia de tsunamis en la zona.

Pero pregúntese usted, ¿Qué se ha hecho para corregir esas vulnerabilidades? ¿Cuánto tiempo hace del último simulacro? ¿Por qué no se instalaron las señalizaciones preventivas?

Ante estos fenómenos naturales la forma de prevenir es reforzando estructuras, garantizando el cumplimiento de las normas de construcción, procurando que los edificios cumplan los parámetros requeridos.

Hay puentes y edificaciones en lugares claves que no resisten un terremoto de 7 grados y están identificados.

¿Esperaremos otro movimiento telúrico para comenzar?

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