Por qué elijo la persona equivocada
En una ocasión una joven mujer, frustrada por las múltiples relaciones toxicas que había tenido, me preguntó con lágrimas en los ojos y labios temblorosos ¿por qué elijo a la persona equivocada? Es un cuestionamiento que seguramente asalta a muchas personas. Al elegir se sienten confiadas y claras en lo que desean encontrar en una pareja, pero a la hora de elegir ponderadamente no se acierta.
Por lo regular, cuando se presentan a terapia personas con este perfil les hago la siguiente propuesta: busca una hoja en blanco y un lápiz, anota los nombres de las parejas con las que has sostenido una relación estable. Debajo de cada nombre anota sus cualidades más negativas que más te disgustan. Una vez terminado el ejercicio lee todas las cualidades y encierra en un círculo las que se repiten. Posteriormente, realiza una lista de las cualidades negativas más comunes en esas personas. Concluida la lista, le formulo las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de pareja estás atrayendo? ¿Existe alguna pauta o patrón de conducta del que debes ser consciente? ¿De quién has aprendido estas pautas? ¿Qué beneficios obtienes de ello?
En una ocasión acompañé una persona que elegía parejas alcohólicas, violentas, con personalidad dependiente, con dificultades para tomar decisiones, que necesitaba ser movida y motivada. Al analizar fríamente el perfil que se elige, la persona queda impactada.
A continuación, le invito a elaborar el propio anuncio emocional con las cualidades negativas de las personas que elige. Así se expresó la persona, anteriormente citada: “Deseo entablar relación con una persona alcohólica, violenta que al llegar a casa me golpeé, que me haga caminar en puntillas por el miedo que me genera. Ha de ser un dependiente emocional, que pueda manipular, incapaz de tomar decisiones por sí mismo, que posea un historial laboral inestable y que me mienta continuamente”. Cuando la paciente leyó varias veces el enunciado terminó escandalizada. El impacto negativo le ayuda a reaccionar y a tomar la decisión de elegir parejas sanas para romper con el patrón de conducta introyectado de su sistema familiar.
La propia programación emocional se descubre pasando revista a experiencias desagradables que se vivieron en la familia, en la escuela, en la iglesia y en la sociedad. Si experimenté el hogar como caos, es posible que se elijan parejas inestables para crear relaciones dramáticas y caóticas. Esto es así porque el ser humano busca lo que conoce, aunque ello le genere dolor y sufrimiento.
Definitivamente, se elige lo que la mente, de manera inconsciente conoce y necesita. Por ejemplo, cuando se tiene la necesidad de dominar, se buscan parejas con un perfil similar al presentado anteriormente, para seguir el patrón de conducta: salvador, víctima y perseguidor. Lo que el Análisis Transaccional denomina: el triángulo perverso. Hay que romper con esa programación emocional que envuelve decisiones y creencias enfermas sobre sí mismo, acerca de los demás y del mundo. Tal programación emocional se forja cuando se es aún muy joven, para combatir esta dinámica se requiere de un profesional de la conducta.