Una propuesta
La indignación debería ser colectiva y grande. Tan grande como los hechos producidos, los cuales horrorizan con sus imágenes salvajes y espeluznantes, capaces de alarmar a las más despiadadas tribus del planeta.
Nadie debe ser indiferente ante estos hechos que espantan, aturden, irritan, encolerizan y anulan el aliento humano.
Esas imágenes que aparecen en los periódicos digitales, en la televisión, en las redes sociales, donde mujeres son maltratadas salvajemente por bestias que equivocadamente llamamos hombres, deberían tener una tipificación particular; deberían sancionarse con un código especial porque no son delitos simples. Además de ser agravios imperdonables contra la mujer y crueldades sin nombre, son atropellos psicológicos a la sociedad, a la sensibilidad humana.
Propongo que durante un día, así como llevan o llevaban santos de casa en casa en algunos pueblos del país, los responsables de estos hechos sean llevados de igual modo y que cada quien, en la comunidad donde se producen, mirándoles a los ojos, por lo menos maldigan a estos animales de carne y mugre, para saciar de alguna manera la indignación que los mismos producen. Empieza a ser necesario un código con sanciones especiales para estos depredadores.
Tanto la pedofilia como el maltrato a la mujer, son hechos que dejan a uno sin aliento y que deberían ser considerados como crímenes de lesa humanidad.
Quizás así el castigo severo de estos hechos puede hacer bajar las cifras de todo este horror e impiedad.