El saqueo de Santo Domingo
A comienzos de 1586, Santo Domingo sufrió el más devastador ataque de piratería de su historia, cuando Francis Drake atacó la ciudad con una flota de 23 navíos y unos 1800 hombres.
En Europa existía la idea de que Santo Domingo era una de las más ricas metrópolis del Nuevo Mundo, por lo que Drake esperaba encontrar en la misma grandes riquezas. Pero, esta ciudad para entonces era un puesto de avanzada pobre y escasamente poblado.
El 11 de enero de 1586, los piratas ingleses llegaron de sorpresa por Haina y desembarcaron con un primer contingente de 600 a 700 hombres
Cuando se confirmó la noticia se produjo un pánico en la población, y para alertar a los residentes, los oidores de la Real Audiencia hicieron repiquetear las campanas de la Catedral.
Esto ocasionó que huyeran despavoridos, llevándose sus joyas y metales preciosos, hacia el norte del país. Hasta las máximas autoridades emprendieron la huida: el gobernador Cristóbal de Ovalle y Juan Melgarejo, alguacil mayor, fueron de los primeros en abandonar la ciudad. Incluso, Ovalle dejó hasta a su esposa, la cual fue capturada por los ingleses y se convirtió en el principal rehén de Drake.
Además de las evidentes muestras de incapacidad y cobardía de las autoridades, debemos convenir que la situación en el plano militar era crítica. Las milicias acantonadas en Santo Domingo estaban formadas por unos 800 hombres a pie y otros 100 a caballo, apenas armados de picas y lanzas, escasos arcabuces con pocas municiones y pólvora.
El ataque sobre Santo Domingo se inició el 12 de enero en la Sabana del Rey, al oeste de la ciudad, donde se organizaron las tropas inglesas en dos columnas.
En media hora, ya habían alcanzado las murallas de la urbe. Con muy poco esfuerzo pudieron ocupar la ciudad. En la tarde, ya habían capturado la mayor parte de la localidad, con excepción de la Fortaleza Ozama, que resistió hasta la noche.
Drake no tenía la intención de ocupar la isla, lo que sin dudas hubiera sido desaprobado por su reina, pues Inglaterra aún no estaba en guerra con España. Lo único que quería era conseguir un buen rescate y el saqueo de la ciudad.
Un mes completo pasaron los ingleses en Santo Domingo hospedados en la Catedral, saqueando todo lo que pudieron, quemando y destruyendo edificios, iglesias y conventos.
Los pocos residentes que quedaron en Santo Domingo fueron presos y tuvieron por cárcel dos de las capillas de la catedral, cuyos tesoros fueron desvalijados y los archivos destruidos, siendo los documentos más antiguos que se conservan en nuestra patria a partir de 1590.
Francis Drake exigía un rescate de 200,000 ducados, pero las autoridades de la colonia le ofrecieron 25,000 ducados, que era a lo que alcanzaban las joyas, la plata y el oro sacado por el presidente y los vecinos, monto considerado por el corsario como “pírrica suma”. Luego de largas negociaciones accedió y desalojó la plaza el 10 de febrero de 1586, llevándose las campanas de las iglesias, la artillería, cueros y alimentos.
El saldo fue negativo para todos: los inversionistas ingleses perdieron dinero, aunque Inglaterra tuvo un triunfo político, pero fue el germen de la guerra anglo-española. Para España fue peor, ya que sus colonias fueron devastadas y sus habitantes sumidos en la miseria. Mientras, Santo Domingo quedó postrada. Sólo Drake se alzó con el santo y la limosna.