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EL BULEVAR DE LA VIDA

La maldición de ser patrio trasero

La invasión rusa a Ucrania ha en­viado más de una señal al resto del mundo.

La primera de ellas remite a una crisis de la democracia libe­ral que no cesa de profundizarse en una Eu­ropa cada vez más débil y fraccionada, en unos Estados Unidos en el peligro de un po­pulismo trumpista que mantiene dividida su sociedad, más el club de movimientos popu­listas, fascistas de ultraderecha, que amena­zan con ganar elecciones en más de un país de tradición democrática.

En el nuevo tablero mundial, China y Ru­sia, juegan con las reglas del libre mercado, pero ninguno de ellos sigue los lineamientos de la democracia liberal, sino una mezcolan­za de capitalismo autoritario de partido único y sin las libertades ciudadanas que han carac­terizado a las democracias liberales.

Hoy la lucha no se da entre socialismo de­mocrático Vs. democracia liberal, sino entre una democracia liberal en crisis que tiene de frente como alternativa a unas democracias autoritarias política y económicamente exito­sas o por lo menos estables, y unos movimien­tos de corte fascista en crecimiento, ya dije.

El otro mensaje va dirigido a los pueblos de la periferia de las naciones de vocación impe­rial, Estados Unidos, China y una Rusia que, para ingresar al club necesita recuperar las exrepúblicas soviéticas, razón por la cual ya había ocupado territorios de Georgia, Molda­via y la misma Ucrania.

Los países ubicados en la “zona de influen­cia” de los imperios debemos definir nuestra estrategia. Qué hacer frente a unos señores que se sienten con el derecho de mantener ba­jo su control a los países de su entorno, a cual­quier costo, incluido el golpe de estado, el ase­sinato de sus líderes y hasta el genocidio.

La agresión rusa contra Ucrania ha remiti­do al mundo a la crisis de los misiles de octu­bre de 1962, cuando Cuba, acosada por Es­tados Unidos, instaló misiles nucleares del ejército soviético, como forma de frenar la de­cisión norteamericana de arrasar al país que en 1961 se había declarado socialista.

Mientras a los dominicanos, ¡Claro!, nos ha recordado aquel abril de 1965, cuando “con sus marines de nudoso pañuelo” Estados Uni­dos hizo contra nuestro país, justo y lo que Ru­sia ha hecho contra el pueblo de Ucrania.

En su periferia, los países imperiales so­lo pueden tener enemigos o súbditos, vasa­llos en pleno Siglo XXI, o sea, con banderi­ta, himno nacional y Congreso. Nostalgia de Juan Bosch, ¡ay!

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