AGENDA SOCIAL

El Quinto Poder

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Margarita CedeñoSanto Domingo

Las redes socia­les continúan su crecimiento constante, ali­mentándose de la naturaleza social de los se­res humanos. Cada vez más, la tribuna virtual se convier­te en el espacio predilecto de los ciudadanos para airear sus aspiraciones, frustracio­nes y deseos relacionados con los asuntos públicos. Las plataformas de redes socia­les tienen hoy más influencia en la vida pública y privada de los individuos y organiza­ciones que cualquier otra he­rramienta creada por la hu­manidad.

Es por eso por lo que ya se le ha denominado como “el Quinto Poder”, porque las di­námicas sociales de la socie­dad del siglo XXI están guia­das por la tecnología y por las plataformas que poten­cian la interacción en el In­ternet, que muchas veces au­menta exponencialmente la audiencia de un suceso o de un reclamo. El ciberperiodis­mo y el periodismo ciudada­no copan las redes sociales, llevando informaciones a la ciudadanía de manera inme­diata, aunque sin el filtro éti­co y profesional del periodis­mo tradicional.

Para que estas herramien­tas sean útiles al propósito de una sociedad más transpa­rente e informada, el mayor reto es asegurar los filtros y las medidas necesarias para que las informaciones com­partidas en las plataformas de redes sociales sean útiles y creíbles. Lo cierto es que las regulaciones no han avan­zado al ritmo que avanza la tecnología, pero urge adop­tar un marco jurídico común para evitar el mal uso de es­tas herramientas tan extraor­dinarias.

Ya no podemos imaginar la vida sin las redes sociales, porque nos aporta muchas más opciones que las que teníamos cuando solo dis­poníamos de los medios im­presos o de la televisión. En esencia, ahora tenemos ac­ceso a la hiper-medialidad, es decir, a información prác­ticamente infinita, ya que los enlaces nos ayudan a pro­fundizar y ampliar los datos que aporta cada noticia. Pe­ro, además, la audiencia tie­ne acceso a opinar en tiem­po real, a debatir, inclusive a crear contenido propio, con un efecto instantáneo que tiene un impacto en la credi­bilidad y la utilidad de lo que se quiere informar.

Los medios tradiciona­les tienen una responsabili­dad mayúscula para guiar a los medios digitales hacia el ejercicio de los principios rec­tores del periodismo de cali­dad. Un ejemplo de ello es el esfuerzo que cada domingo realiza el Listín Diario, deca­no del periodismo dominica­no, para explicar los fenóme­nos modernos del ejercicio periodístico, en un esfuerzo por aportar conocimientos a la población que ejerce el pe­riodismo ciudadano. Pero no resulta suficiente.

El país debe sumarse al diálogo global sobre el rol del periodismo ciudadano en la construcción de una sociedad más inclusiva y transparente, propugnan­do por regulaciones idó­neas para sancionar el abu­so en el ciberespacio, que no se manifiesta solamente como crimen organizado, sino que también se utiliza de manera malsana y adre­de para influenciar el áni­mo público.

El fenómeno de los fake news, la intervención de sec­tores oscuros en procesos electorales de otros países, la difamación e injuria en las redes sociales por personas que se escudan en el anoni­mato, la destrucción de la moral de personas e institu­ciones, son solo algunos de los fenómenos que hoy de­jan en entredicho la credibi­lidad de quienes forman par­te de este “Quinto Poder”. El periodismo y la participación de los ciudadanos es esencial para el futuro de la humani­dad, pero deben encausarse correctamente, para que sus acciones conserven la credi­bilidad que sirva para una mejor sociedad.

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