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POLÍTICA Y CULTURA

Acercamientos John F. Kennedy y Fidel Castro

El fracaso de la invasión a Cuba por la Bahía de Cochinos, en abril de 1961, y la llamada crisis de los misiles entre EE UU y la URSS, desarrollada en octubre de 1962, fueron dos de los factores que determinaron el arranque del intento negociador entre John Kennedy y Fidel Castro. Kennedy, quien fuera un factor decisivo en el no cumplimiento de la segunda fase de la invasión de exilados cubanos, que implicaba el desembarco de los marines norteamericanos en Cuba, intentó aprovechar el descontento de Castro con Nikita Kruschev, máximo dirigente de la URSS, quien le mantuvo al margen de las negociaciones con Washington para solucionar la crisis de los cohetes rusos de alcance intercontinental en territorio cubano. Castro se indignó con el trato dado por Kruschev a Cuba en esos convenios. Fue tan así que las masas del pueblo cubano salieron a las calles denunciando esos acuerdos, al grito de “Nikita, mariquita, lo que se da no se quita”. Como todo el mundo sabe, Estados Unidos aceptó no invadir la isla y retirar sus misiles de Turquía, a cambio del desmantelamiento de los cohetes soviéticos instalados en Cuba. Se deduce que Kennedy concibió las conversaciones y el acercamiento a Castro como una forma de contener la influencia soviética y aprovechar la situación creada entre Castro y Kruschev, que alcanzó en ese momento niveles muy confrontativos. El levantamiento del “embargo” sería una de las probables concesiones mientras Castro se manifestaba dispuesto a llegar a acuerdos sobre aspectos militares de la presencia soviética, sobre las compensaciones a los empresarios estadounidenses expropiados y sobre las acusaciones de fomentar la subversión. Kennedy aprobó un encuentro exploratorio entre William Attwood, adjunto al embajador norteamericano en la ONU y ex editor de Look Magazine -que había entrevistado a Castro en 1959-, y Carlos Lechuga, embajador cubano en ese organismo. El 23 de septiembre de 1963, la periodista Lisa Howard organizó un cóctel en su casa, al que invitó “a los amigos que habían estado en Cuba”, y allí se encontraron Attwood y Lechuga. Hablaron de cómo llegar a un acuerdo sin que ninguna de las partes “perdiera la cara”. Un mes antes de la muerte de Kennedy, Jean Daniel, un periodista francés de la revista “Le Nouvel Observateur”, se reunió con Kennedy en la Oficina Oval, y Kennedy le pidió un favor al que accedió de inmediato. Quería enviarle un mensaje de paz a Castro e iniciar conversaciones discretas, que eventualmente pudieran conducir a una normalización de las relaciones. Fidel le dijo que estaba consciente de la seriedad de Kennedy porque había conversado con Kruschev sobre el mandatario y este le había trasmitido esa impresión. «Sé que es un hombre serio», dijo. Jean Daniel conversaba con Castro cuando asesinaron a Kennedy. Años más tarde, en una entrevista con Maria Shriver, sobrina de Kennedy, Fidel le dijo que tenía una gran impresión de Kennedy. Lo consideró “el mejor presidente estadounidense” y dijo admirarlo porque se mantuvo firme frente a los militares que querían arrasar con Cuba. Continuaremos.

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