FP debe blindarse contra corrupción

La Fuerza del Pueblo tiene muchos retos para erigirse como una estructura política fiable. Su directiva, los diseñadores del proyecto, tienen que aprovechar el tiempo en trazar las normas que regirán la vida interna y tienen la experiencia de haber militado en las dos etapas del PLD para saber qué y no hacer. Una de las experiencias del pasado es la falta de democracia interna y violación estatutaria mediante el aplazamiento de las decisiones vitales para la voz de la militancia. Los dueños del tope del PLD, su poderosa comisión política, se repartió el poder en complicidad con el mandato de turno. Esa atadura se mantiene con Danilo Medina Sánchez. La ausencia de democracia interna en el PLD dejó ese partido en manos de Danilo y sus malas artes y ya se ve en qué situación ha quedado. La complicidad con los manejos de ese dirigente resultó funesta. Otra experiencia es la repartición de los cargos directivos sin que mediaran factores de evaluación de logros. La FP no puede incurrir en la designación dirigencial sin que medie la voz popular que premie los méritos individuales. Ya hubo quejas en ese sentido.

El PLD está en el zafacón de la historia, pero los miembros de la FP tienen que revisarse porque tienen parte de las de los errores que se cometieron por la tolerancia o flexibilidad de Leonel. Que usen agua bendita para lavar esas culpas porque las culpas no caen al suelo. En la política moderna basta con asomo de culpa o error en el desempeño de la gestión gubernamental para que la opinión pública juzgue y condene. La lenidad ante sospechas de corrupción, por ejemplo, hacen daño a los partidos. Todo mundo es inocente hasta condena irrevocable, pero hay que establecer mecanismos, como la suspensión transitoria, para abrirle espacio a que se ventile la acusación.

En toda actividad humana no todo es trigo limpio. La dirigencia de la FP debe hacer saber que compartir militancia y complicidad son cosas distintas.