Pan que no come

El gobierno es malo, muy malo, y lo afirma la más autorizada para decirlo: la oposición. El gobierno lleva mucho administrando el Estado, tanto como para que la gente se haya cansado del PLD.

La mejor prueba es que una parte del partido sintió ese malestar y ese cansancio y decidió montar tienda aparte, aunque al parecer en un bosque de la China.

Las condiciones están dadas para que se produzca cambio de situación en mayo del año que viene, y darse a todos los niveles: municipal, congresual y presidencial.

Ese es el hecho material, objetivo, pero no necesariamente espiritual, subjetivo. El gobierno cree que tiene posibilidades de reeditar sus triunfos y la oposición no muestra carácter. No asume la realidad.

Ese tantos contra pocos fuera razón suficiente para templar el ánimo y la oposición sentirse en confianza. Trabajar el cambio de manera espléndida.

Sin embargo, lo que se ve, que no es lo más importante, pero es lo que se ve, es que la Babel no logra colocar sus obreros, de modo que puedan en armonía construir una escalera al cielo.

La oposición pide prórroga a la Junta Central Electoral para la inscripción de candidaturas municipales, y se trata de elaborar una boleta o de replicarla entre los miembros de la coalición.

O faltan candidatos o estos chocan entre sí, creándose un caos, pues un si vale igual que un no. Cuando el PTD, llamado La Fuerza del Pueblo, tiene que recurrir a Johnny Ventura, la cuestión es grave.

Ventura está en su mejor momento como artista popular, y ahora, por amor a Leonel Fernández, tendrá que sacrificarse y poner en riesgo su aura. La alcaldía de la capital le queda grande, y eso lo sabe la alcaldía, y también debiera saberlo Ventura.

Cuando fue síndico, llevado por el PRD, su gestión no fue exitosa. Con ochenta años a un rey vivo le corresponde el título de benemérito, no salir al campo de batalla a pelear nuevas guerras.

Fernández sin duda estropea su carrera, pues difícilmente el electorado pregunte: ¿Pitaste?