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El desarrollo del suroeste

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DARIS JAVIER CUEVASSanto Domingo

La región suroeste, tambien identificada geográficamente como la subregión Enriquillo, tiene una superficie de 6,669.72 Km2 lo que significa que es una zona muy importante en términos territoriales.

Tal demarcación está conformada, y distribuida, por la provincia de Barahona con una superficie de 1,650.49 km2; Bahoruco 1,247.40 Km2; Independencia con 1729.43 km2, y Pedernales con 2,042.40 Km2.

La subregión de Enriquillo posee múltiples características que llaman la atención de cualquier analista que profundice sobre la dinámica socioeconómica de la zona para interpretar su desarrollo y perspectivas para elaborar cualquier estrategia de desarrollo orientada a colocarse en un perfil de competitividad que supere las dificultades ancestrales. Por igual, en la región es muy notorio la cercanía interprovincial, que en algunos casos no se logra distinguir la división entre una y otra demarcación.

Entre las características similares que resaltan están los aspectos socioeconómicos en la que se aprecia que la actividad económica donde el sector agropecuario aparece como un denominador común, aunque con ciertas diferencias por los tipos de cultivos, pero el mismo presenta la jerarquía productiva y laboral. En esa misma dirección es muy apreciable la ausencia de la industria como motor del impulso económico, pero en ambas ramas de la economía regional esto se traduce en que el empleo predominante no está constituido por una mano de obra especializada.

En relación a los indicadores sociales, la desigualdad es un aspecto relevante si se compara con otras zonas del país, pues medida esta a través del indicador del coeficiente de Gini de desigualdad donde éste mide el grado de inequidad del ingreso entre las personas u hogares y cuyo coeficiente más alto implica una mayor desigualdad. En tal sentido este indicador oscila entre 0.4 y 0.6, en el cual la provincia de Barahona arroja el menor valor e independencia el mayor, de acuerdo a todos los estudios socioeconómicos realizados, incluyendo el Censo nacional.

Tal situación pone en evidencia que en la subregión de Enriquillo se alberga el menor índice de calidad de vida entre sus habitantes, comparado con el resto del país, medido por la cantidad de hogares pobres predominante.

Aun existiendo esa realidad, en las últimas dos décadas se han logrado avances significativos en los indicadores de salud, educación y garantía alimentaria, esta última sustentada en una canasta alimentaria con alta dependencia agropecuaria.

Pensar en desarrollar la subregión de Enriquillo sugiere abordar la realidad socioeconómica prevaleciente, su gente y su cultura, ya que nada puede desligarse al momento de impulsar una política de desarrollo regional.

Pero también, por sus propias características tan similares, estas cuatro provincias han de planificarse su desarrollo de una manera integral, lo cual implica la combinación multisectorial de los agentes productivos y los servicios.

Potenciar el desarrollo del suroeste implica priorizar e innovar el sector agropecuario, impulsar la agroindustria y explotar el turismo regional, estos tres ejes han de ser la plataforma para transitar por la vía de la transformación de la economía regional sin perjuicio de otros sectores. Para lograrlo, esto obliga modernizar las vías terrestre, aérea y marítima, explotación intensiva de las fuentes energéticas, uso racional del agua mediante la construcción de una presa, mayor disponibilidad del crédito bancario y el desarrollo de un mercado regional de productos.

Este enfoque permitiría un cambio sustancioso de la economía regional, el cual ha de estar conducido por una planificación dirigida del desarrollo inducido que obliga a asumir una actuación conjunta del sector público y el capital privado.

Para lograr ese objetivo estratégico, ese proceso ha de estar liderado por el ministerio de economía con planes estratégicos de corto y mediano plazo creíble y fruto de una voluntad política al más alto nivel.

En ese contexto todo esto implicaría la generación de múltiples fuentes de empleo que impactaría en la mitigación de la desigualdad de la región, fomentar la industria local vinculada a la agricultura y convertiría la zona en un gran suplidor del sector turístico de una manera integral.

En definitiva, esto rompería con el modelo de desequilibrio regional que prevalece en el pais, fruto de que se tiene una región anquilosada y otras con un mayor desarrollo y mayores oportunidades, cuyas consecuencias en la actualidad es reproducir el círculo vicioso de la pobreza.

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