ORLANDO DICE
El cambio de "emergencia" en la agenda de Hipólito Mejía
EL ANUNCIO.- La “emergencia” de la encuesta Gallup obligó a Hipólito Mejía a cambiar su agenda de esta semana. La de temas, por lo menos. Había anunciado como una proclama que entregaría a la prensa nacional copias de la carta en que el presidente Leonel Fernández pide al Fondo Monetario Internacional dejar para después de las elecciones el alza en la tarifa eléctrica. Igualmente, con bombos y platillos, que haría de público conocimiento un listado, el suyo, de funcionarios corruptos de este gobierno. Sin embargo, hasta ahora (jueves, 6:00 de la tarde) no se ha producido ni una cosa ni la otra. Ninguno de los medios, que se sepa, tiene dichos documentos. ¿Qué pasó? Si lo que se cuenta en los corrillos políticos responde a la verdad, el candidato del PRD no tuvo tiempo de cumplir con su palabra. No era empeñada, pero casi. Como se dice –comúnmente– toda deuda es ley, y las expectativas de la campaña se centraron en lo que sería, ya no una denuncia, sino una acusación. El ataque sería tan fuerte, que ni una estampida de elefantes… EL GOLPE.- La publicación de la encuesta Gallup fue para Hipólito Mejía como esos golpes de acordeón que se dan a un mismo tiempo a ambos lados de la cabeza, y que dejan al afectado como loco, viendo “nimitas” y zumbando los oídos. No lo esperaba, lo consideró un palo acechado y pidió cuenta a los responsables de estropear su campaña, erguida en la creencia pública de que respecto a Danilo Medina estaba mucho a poco. Cuentan los enterados que desde la “Crisis de Octubre”, en otra dimensión, no se conocía de una situación tan tensa, en que unas llamadas siguieron a otras, hasta que se produjeron las satisfacciones de lugar. La idea que parece tener, o los suyos, es que si no se mueve rápido, se lo comen vivo. ¿Quiénes? Esa es la gran interrogante. Así que no había espacio ni oportunidad para entregar las prendas ofrecidas, pues no bastaría con decir “vedla aquí”, sino que esa presentación iba a llevar a una profundización de la lucha política, y posiblemente a internarse en uno de esos caminos que no tienen retorno… LA FIRMA.- Hay que recordar que en relación con la carta al Fondo Monetario Internacional, Hipólito Mejía zapateó. Recapacitó y aclaró después de que fuera emplazado desde el Palacio Nacional por un funcionario del nivel de César Pina Toribio. El ministro de la Presidencia sabía que ese documento no existía, o por lo menos no con la firma del jefe de Estado. Las negociaciones con el FMI son tareas a manos del llamado gabinete económico: Banco Central y los ministerios de Hacienda y Economía. El candidato del PRD fue advertido a tiempo y convino en que la susodicha comunicación no tenía la firma del mandatario. Así, perdía su importancia política y no tenía sentido “dar coces contra el aguijón”. Ese enfoque del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, insisto, no fue el más feliz, pues no solo salvó al gobierno, sino que le dio ocasión de atacar. ¿Dejará Mejía ese pleito a medias, se olvidarán los reporteros políticos de su anuncio, casi promesa? La encuesta fue un trago amargo, pero ya apurado, se hace necesario voltear esa página… EL OLVIDO.- Lo bueno de Hipólito Mejía es que si la prensa se olvida de un tema, él lo recuerda. Queda el listado de corruptos. Tampoco hubo oportunidad en esta semana, y tal vez haya que pensar en otro cambio de ánimo. Que la temperatura, que era de ebullición, bajó al darse el encuentro entre los secretarios generales del PRD y PLD, interesados en buscar un entendimiento sobre el centro de cómputos de la Junta Central Electoral, fuera del organismo. En la lógica de la guerra se permite, continuar los ataques al tiempo que se mantienen conversaciones, pero los gestos de paz nunca sobran. Mucho más si hay posibilidad de que la agenda se amplíe, y no solo se hable de la JCE, sino de asuntos que están pendientes y que interesan a ambas partes. Incluso, ese sería un punto a acordar: que la campaña no se desborde y se lleven a extremos algunas posiciones. Las denuncias y acusaciones, por ejemplo. Se sabe cuándo o dónde se comienza, pero no cómo se termina. La reacción del PLD o del gobierno no fue de miedo. De seguro que ya tienen a manos sus listados…