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Gobierno de Mon Cáceres y su trágica muerte

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Mario E. Caceres R.Santo Domingo

El 19 de noviembre de este año 2011 se cumplen 100 años de la trágica muerte del presidente Ramón Cáceres quien gobernó durante el período diciembre 1905-noviembre 1911, y a quien se le acreditan muchos importantes logros y conducir el país por el camino de la paz, el orden y el progreso. Veamos algunos de estos logros de manera muy breve y las consecuencias que le trajo al país su inesperada y lamentable muerte a manos de un reducido grupo de disgustados y sentidos por las acciones de saneamiento de la administración del estado. La reorganización del Poder Judicial y la creación de la Corte de Casación integrando para todas estas reformas en el tren de la justicia destacados profesionales como fueron Apolinar Tejera, Manuel Arturo Machado, Andrejulio Montolío, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Américo Lugo, Peregrín Castillo, Francisco Henríquez y Carvajal, Ubaldo Gómez, Rafael Castro Ruíz y otras figuras nacionales que sirvieron en diferentes posiciones de importancia en el área de la justicia. Se estableció el Sistema Bicameral creándose la Cámara de Diputados en parecidas condiciones al cuerpo de Senadores integrado cada una de estas por doce miembros que representaban las provincias de ese entonces. Reestructuró y organizó las fuerzas militares creando la Guardia Republicana y la Policía Nacional, y contando para dirigir estas con Alfredo Victoria y Simón Díaz, respectivamente. En el área de las construcciones, le dio énfasis al ferrocarril, terminándose desde Santiago hasta Moca y proyectando la construcción de este sistema a La Vega, Cotuí, Santo Domingo, San Pedro de Macorís y La Romana. Este último tramo ya contratado para su ejecución con Pedro Marín. Las Leyes de Franquicias Agrarias y de Colonización y Fomento Fronterizo, así como el establecimiento de dos granjas agrícolas, una en Haina y la otra en Moca, el Tratado de Agricultura Teórico y Práctico a cargo este de Francisco Xavier Amiama Gómez, la Dirección de Agricultura integrándola al Ministerio de esta área que estuvo bajo la dirección de, primero, Emilio Tejera y luego de Rafael Díaz dándole mucho énfasis a la educación agrícola y a la producción de importantes rubros como el azúcar, el café, el cacao, el tabaco, la ganadería y otros, así como a la industrialización y exportación de estos, y a la vez le dio suma importancia a la construcción y mantenimiento de caminos de penetración a las diversas zonas de producción agrícola y pecuaria. En el área de la Educación y la Cultura, le dio mucha prioridad a la mejora considerable de la primera y contó para estos programas de desarrollo educativo con Félix Evaristo Mejía, uno de los mejores y principales discípulos de Eugenio María de Hostos. Figuras respetables como José de Jesús Ravelo y Abelardo Rodríguez Urdaneta fueron encargados para dirigir las actividades musicales y las artes plásticas, respectivamente. Apoyó la obra histórica de José Gabriel García, nuestro gran historiador y extendió por todas las escuelas y el país esas enseñanzas contenida en los cuatro tomos de su Historia Patria. Un libro de suma importancia, fue el que se refiere al Directorio de la República Dominicana de Enrique Deschamps, famoso en nuestro país, y un libro de 450 páginas y cientos de gravados que da a conocer todos los asuntos que conciernen a nuestro territorio y como especie de directorio de provincias y municipios, comercial y general. Algunos comentarios de conocidos historiadores que vivieron y escribieron aquel exitoso período gubernamental. De Sumner Welles, en su famoso libro: “La Viña de Naboth” dice en dos párrafos de su gran contenido: “Al asumir Ramón Cáceres la presidencia, el timón de los asuntos públicos quedó en manos de un hombre destinado a conceder a la República Dominicana cinco años de una administración pacífica, estable y disciplinada, y por primera vez en la historia de la nación, hubo un gobierno no solo consciente de las necesidades del pueblo, sino también capaz de satisfacerlas”. “El nuevo orden de las cosas resultante de la promulgación de la convención, y el restablecimiento del crédito de la nación, se reflejó inmediatamente en una ola de prosperidad que cubrió todo el país. Las condiciones comerciales e industriales se tornaron más satisfactorias de lo que alguna vez hubiera sido, y el mejoramiento se evidenció en seguida por un aumento material en el volumen de los negocios. Las rentas anuales para 1907 alcanzaron un total de cerca de 4,000.000, suma que contrastaba, de una manera marcada, con las bajas cifras del año precedente”. Luis Felipe Mejía, en su libro reeditado varias veces: “De Lilís a Trujillo”, dice: “Como administración honrada, eficiente y progresista no habíamos disfrutado nunca de un régimen semejante.” En los primeros meses de 1911, William Russell, ministro de los Estados Unidos, visitó al presidente Cáceres en Estancia Nueva, para tratar asuntos concernientes a sus funciones, y luego recorrió la finca junto a Mon y familiares. El ministro Russell quedó asombrado, y así lo relató posteriormente multitud de veces, “de ver la bondad y la absoluta llaneza de aquel Jefe de Estado en el trato con sus peones, la gran modestia de su casa y de sus campos después de 5 años de ejercicio”. Sobre su muerte y consecuencias para el país, Juan Bosch, testigo en su niñez de los momentos inmediatos después de la muerte de Cáceres, la describe en un artículo publicado en el Listín Diario en abril de 1935 de la manera siguiente: “A Lilís se le pudo matar y salir glorificado del asesinato: Lilís gobernaba por el solo placer de gobernar; a Cáceres no se le debió matar nunca. Todavía se resiente el país de aquella tragedia. Duele en el corazón dominicano pensar dónde estaríamos hoy si el vigoroso capitán mocano hubiera llenado su ambición de progreso. Pero más aún duelen los años trágicos que se desencadenaron sobre el cadáver de aquel hombre.” De Sumner Welles en su libro ya citado y gran conocedor de la vida dominicana de esa época: “Jamás estuvo un crimen político menos justificado que el del asesinato de Cáceres. A ese crimen puede atribuírsele directamente la anarquía y el desastre de los años que siguieron y todos los factores que condujeron, finalmente, a la ocupación militar de la República por los Estados Unidos.”

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