ORLANDO DICE
Arranca la lucha por candidatura presidencial PLD
LlenóLa reciente visita de Danilo Medina a Nueva York llenó las expectativas de él y de sus seguidores, pues aunque los locales eran pequeños, estuvieron repletos en cada una de sus comparecencias. Dijeron antes y dicen ahora que la concurrencia era de grupos externos que apoyan sus aspiraciones, pero evidentemente se trata de disfrazar su inicio de campaña. Como quiere ser de la vieja escuela, del PLD que era disciplinado, no quiere salir a la palestra antes de que se produzca el banderazo oficial. Ayudó, aunque eso no se admite, al conversatorio de la víspera de los peledeístas de la Urbe con el presidente Leonel Fernández, pues le vieron la melena, pero no las garras. El león se mostró como Rey de la Selva, que obviamente es, pero tuvo el cuidado de no desbordar el marco institucional. Habló el presidente del partido, incluso el líder, pero con tanta prudencia y mesura que los danilistas se chuparon entero el caramelo y no le sintieron veneno. Los reeleccionistas hicieron las suyas después con su caravaneo a Washington, pero en ese encuentro mantuvieron la compostura… IgualEl propio Danilo Medina fue comedido, y no sólo porque ese es su temperamento (y fue aleccionado sobre los exabruptos del pasado), sino porque sabía que el chisme crece y se reproduce por doquier, y mucho más en Nueva York, donde las pugnacidades alcanzan niveles más altos que el Empire State. Dijo lo que era justo que dijera, estableciendo diferencias, pero no distancias. Si quieren inventar, que inventen, pero la verdad es que no se salió del libreto y que su puesta en escena fue noble y apropiada. Sin embargo, la demostración provocó ronchas, y por lo menos uno de sus competidores sacó la espada e hizo ejercicio de esgrima que adelanta que la lucha por la nominación empezará antes del tiempo previsto y que en la ocasión no se guardará mucho la forma. Franklyn Almeyda dijo que el PLD no volverá a cometer el error del 2000, cuando seleccionó un candidato que no era popular adentro ni afuera, haciendo previsible, virtual y real la derrota. El ministro de Interior y Policía se descargó con furia, como si se la tuviera guardada y esperando la oportunidad… El transtornoLa embestida de Almeyda contra Medina, sin que todavía estén en competencia, trastorna el propósito del ex secretario de la Presidencia de ser candidato de consenso. Medina no quiere otra lucha cuerpo a cuerpo, pero no sólo con el presidente Leonel Fernández, sino tampoco con sus otros compañeros de partido. Quiere moverse en barrio seguro, de manera que nadie lo rete y mucho menos lo agreda. Incluso, en el Comité Político se le tiene como ente de moderación y de conciliación, y hasta ahora no se ha deslizado, a pesar de que no han faltado las cáscaras de guineo. Como fue el caso de Gilberto Serrulle y su irrenunciable decisión de ser candidato a alcalde de Santiago. Hubo quienes (con disimulo) quisieron cobrarles la osadía de su pupilo, pero faltaron piezas y la maniobra se cayó por falta de sustento: Medina no tuvo arte ni parte en el alzamiento de Santiago. Además, en principio, los apoyos de otros miembros de dirección fueron más ostensibles. Aunque no hay dudas de que la expulsión sumaria fue una provocación… Las rondas¿Por qué Almeyda dispara con tanto encono contra Medina, recordando su fallido desempeño del 2000, si este se supone corresponde al otro bando, y no lo hace contra quienes pretenden colocarse como él bajo el paraguas del presidente Fernández, si no lo usa y decide mantenerse a sol y sereno? Francisco Javier García, por ejemplo, y quien se resiente de que el secretario de Interior y Policía toma –sin permiso– algunas de sus ideas. Hasta ahora, y por múltiples razones, Medina lleva la delantera: Dos campañas internas y una nacional son suficiente trecho. Quien califique de los otros se las verá con él. Entonces, lo correcto es dejarlo para la segunda ronda…