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REFLEXIÓN DEL ALMA

Urge reorganización nacional

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Leonor Porcella De BreaSanto Domingo

¡República Dominicana nunca vivió momentos tan difíciles como en el presente! ¡Es como si estuviéramos poseídos por el demonio! La prensa nacional está copada con relatos de crímenes pasionales en su mayoría hacia la mujer; los asaltos a mano armada se suceden diariamente, iniciándose menores de edad incluyendo muchachas; amenazas políticas de muerte se escenifican en cualquier lugar por ambiciones desmedidas que sobrepasan la ética partidista y moral. ¡Abundan violaciones sin freno! Ajustes de cuenta del narcotráfico son indetenibles por sicarios denigrantes de la vida humana. Se acentúa la desconfianza de la Policía Nacional que tiene que ser depurada de raíz, demasiados analfabetos mentales, desconocedores del trato para seres humanos; sufren tiranía mental, tirando a matar, cuando no pueden detener a nadie que no haya infringido leyes, simplemente por circular en tramo oscuro, ¡pero si la ciudad está oscura! ¿qué le pasa a la Policía? Vemos con preocupación violencia ciudadana insana, la paciencia es prácticamente inexistente, todos sufrimos deficiencias nacionales, pero el control personal nos urge en momentos difíciles para salir adelante. Hay que cuidarse de delincuentes y policías desaprensivos que no valoran la vida; deben sacarlos de la milicia nacional, la ciudadanía teme sus desmanes. Esa es la ausencia de educación en todo el país. ¡Urgen valores señor Paredes! Todo indica que parte importante de la ciudadanía nacional ha perdido la perspectiva de su trayectoria. La desorientación, la pobreza, la ambición, fuera del contexto de necesidades, atrapa la juventud; la convivencia con esos dominicanos se torna dañina por su requerencia de arrastrar a delinquir una parte honesta de nuestros jóvenes, y sin juventud no hay futuro. No hay paz en nuestro país, caminar nos está prohibido por los asaltos y crímenes; empezando por el transporte urbano operando en total irrespeto de las leyes de tránsito; mientras el Cabildo se hace a un lado lavándose las manos como Poncio Pilatos porque el transporte se ha convertido en el peor delincuente. Delincuente también es quien transita sin leyes por las calles haciendo lo que le plazca sin atender a ningún reglamento, a nadie ni a nada; delincuente también es quien hace sus necesidades fisiológicas sistemáticamente en la vía pública con la mayor desvergüenza; esos son los guagueros que abusan del público, siempre insultantes, con sus cotidianas palabrotas obscenas. Las empresas de Transporte debían de seleccionar ese personal que diariamente atropella al pueblo por su falta absoluta de educación. El gobierno dominicano presidido por el doctor Leonel Fernández, quien no es ni ciego, ni mudo, porque sin lugar a dudas es uno de los Presidentes de Latinoamérica más culto y elocuente, por eso y por su sentido humanitario para nuestro vecino, ha llegado el momento cuando debe detener su mirada firmemente en nuestro país. Sería muy loable que ordenara la reorganización de las dependencias gubernamentales. Esta sugerencia respetuosa se produce por la desorganización a nivel nacional que nos convierte en un país insufrible, donde empleados y empleadores andan de su cuenta en muchas dependencias estatales; el descuido y la falta de interés en el trabajo generalizado se evidencian diariamente. Lo injustificable que asusta por su incidencia es el desprecio por la vida humana, desdeñada en gran parte de esta nación a mansalva, dejando de ser lo más importante de la existencia. Urge una concientización nacional como imperativa. La educación inmediata se impone, su ejecución masiva con principios es imprescindible ante las evidencias preocupantes que desestabilizan la vida nacional. Señor Presidente, solamente su voluntad política resuelta a cambiar delincuencia por trabajo, desidia por interés de superación, descuido por organización y honradez como bandera blanca, nos salvaría de la destrucción total.

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