ORLANDO DICE
El caso Paya y la huida de los narcos en los últimos días
HipótesisEl tiempo y la contundencia de los golpes dan para reconocer que en el actual desempeño de la Dirección Nacional de Control de Drogas hay algo más que “escobita nueva barre bien”. La opinión pública no sale de su asombro, sin saber si la eficiencia es consecuencia de su nueva dirección o de un personal mejor calificado. La verdad que intriga que en las últimas semanas se haya puesto al narcotráfico a huir y esconderse. Incluso, se le está dando donde realmente le duele: la mercancía y el dinero. ¿Qué es lo que está pasando? La primera hipótesis lleva a pensar que esas operaciones estaban en archivo, y que por alguna razón los antecesores se retrasaban en actuar. La segunda que el trabajo de inteligencia se ha hecho a mayor profundidad y los resultados no dejan dudas. La tercera que la colaboración entre DNCD y Policía Nacional podría ser una clave, ya que antes había competencia y no tareas de conjunto. De manera que no se trata de un gran secreto, sino más dedicación, entereza y consecuencia en el combate. Además, de mayor atención a la cenicienta de los organismos de seguridad interior... El temorLas autoridades temen que el gato acorralado se defienda dando zarpazos a lo loco, incrementando la delincuencia y la criminalidad. Sería la reacción natural de quienes se sienten sin escapatoria o que un gran negocio se les va de las manos. Así, ha ocurrido en Colombia, en México y Brasil, y República Dominicana no tiene porque ser la excepción. Demasiada droga para no creer en acciones concertadas. Incluso, la semana pasada se reveló un hecho que confirma esta apreciación. Los implicados en el Caso Paya se tomaron el descaro de advertir a los fiscales y amenazar a los jueces. Y no se trató de un exabrupto de preso, sino de una conjura que en cualquier momento puede sacar cabeza. Los encargados de su custodia acogieron con seriedad el desafío, y se barajan mecanismos o modalidades para garantizar que la justicia pueda hacer su trabajo sin intimidación posible. Se habla de una jurisdicción especial, de jueces más decididos, o mejor protegidos, e incluso de una sala que opere como cámara de gas, en lo que tiene que ver con la contundencia de sus sentencias... El apoyoPara que un preso se atreva a burlarse de los fiscales que llevan la acusación, o amenazar a los jueces que conducen los trabajos, y que todavía no han dictado sentencia, tiene que contar con respaldo fuera de la cárcel o del tribunal. La osadía de los implicados en el Caso Paya no deja dudas de que responden a intereses comunes, y que no se consideran dejados de las manos de sus jefes. Nunca apareció la droga, ni el dinero, y aunque se afirma que hay un testigo de cargo que se mantiene oculto, pero a disposición de las autoridades, la ley del silencio se cumple entre ellos de manera admirable. Incluso, debiera sospecharse de sus abogados, que hacen imposible el juicio con tantos incidentes. ¿Tienen conciencia los responsables de que no están juzgando a los victimarios de una masacre sin nombre, sino la organización que hasta ahora ha mostrado mejor estructuración? Hasta entonces eran pequeñas y ocasionales bandas, pero a partir de ese hecho se hizo evidente la presencia e influencia de los carteles de Sudamérica que han tomado el territorio dominicano como centro de sus operaciones... El engañoEntre las muchas fábulas que circularon en los días en que el Caso Paya estaba en las primeras planas, estuvo la de que parte de la droga que nunca apareció fue negociada por un famoso inquilino de Najayo, quien habría engañado a ese suplidor de ocasión. Sin embargo, eso nunca se investigó y quedó como leyenda urbana. Incluso, después de que ocurrió la muerte de ese personaje de los bajos fondos, nadie sabe dónde fue a parar su laptop, segura fuente de mucha información. La búsqueda de un “portátil” (computador) dio pie a una de las series más interesantes de la televisión colombiana...