GESTIÓN EDUCATIVA
La gestión y el aprendizaje de calidad
La escuela no puede sola. Los aprendizajes son responsabilidad directa de la comunidad docente y de las familias, sin excepción. Cada uno, desde la naturaleza de su rol y su proximidad formal con el proceso de aprendizaje, debe cumplir con su responsabilidad, con la calidad y el esmero que amerita. Si la familia deja de cumplir con sus tareas de apoyo al aprendizaje de sus hijos, hay mucho riesgo de que una gran parte del esfuerzo de la escuela se pierda. Asimismo, la escuela necesita centrar cada vez más sus esfuerzos hacia el desarrollo de aprendizajes de calidad, por lo que necesita de más apoyo para reducir la distracción que generan cuestiones propias de la realidad actual. La centralidad de la escuela en el aprendizaje de sus estudiantes debe fortalecerse desde la dirección escolar misma. No es posible que la escuela avance en la calidad de los aprendizajes si la dirección del centro se diluye en una agenda de problemáticas y procesos que no están vinculados intencionadamente con el desarrollo de aprendizajes. Dado que la tarea por excelencia de la escuela es enseñar con calidad y generar valores de ciudadanía corresponsable, el papel principal de la dirección escolar es hacer que todo lo que dispone la escuela esté orientado a este propósito. Para que la escuela cumpla su rol es necesario prestar atención y apoyo a los equipos de gestión de los centros educativos, sobre todo apoyarles en ampliar las perspectivas y las competencias necesarias que garanticen que su cotidiano accionar esté centrado en el logro de aprendizajes de calidad y para la vida. Si las personas que lideran la escuela no cuentan con competencias profesionales suficientes y con una visión clara sobre su función social, cultural y pedagógica, pueden caer en el riesgo de desgastarse en temas y problemáticas de la cotidianidad de la escuela sin impactar en el logro de aprendizajes. Se hace necesario cualificar la formación en la acción de los equipos directivos de nuestros centros escolares, articulando de manera estratégica espacios permanentes de formación, reflexión de la práctica, análisis del contexto, intercambio de experiencias, así como procesos de construcción compartida de propuestas de acción y generación de sinergias. Es necesario que los equipos de gestión cuenten con espacios y escenarios orientados a ampliar, diversificar y fortalecer una acción directiva de manera efectiva e innovadora, que cuenten con estrategias formativas en la acción, espacios de reflexión interdisciplinar, así como oportunidades y apoyo para el desarrollo de comunidades de conocimiento y práctica en el tema de gestión, desde donde impulsar mejoras y transformaciones que le demandan sus respectivos contextos educativos. Los equipos de gestión necesitan contar con docentes comprometidos, motivados, dispuestos a crecer humana y profesionalmente, activos y con un fuerte sentido de realidad e innovación. Hacer comunidad educativa puede ser muy difícil si los directivos no cuentan con equipos docentes que le reconozcan, le respeten y les interpelen; un equipo docente dispuesto siempre a ser comunidad educativa. Además necesitan de familias comprometidas con el desarrollo educativo integral de sus hijos y con un sistema que le aporte sentido, posibilidad y condiciones para hacer de su función directiva un ejercicio cotidiano de generación de vivencias y aprendizajes educativos significativos. Por eso, cuando decimos que la escuela no puede sola, estamos diciendo que la gestión para que sea democrática y eficiente precisa de equipos docentes comprometidos con su rol, de familias conscientes de su papel, de un Estado dispuesto a invertir en la creación de condiciones favorables a la conformación de comunidades de aprendizaje y de una sociedad dispuesta a defender la educación como derecho humano fundamental.