Mis reflexiones sobre la ‘Tarde de Té’ de la Fundación Los Arturitos

De cerca

Celeste Pérez.

Celeste Pérez.Víctor Ramírez/LD

Estuve de cerca en la tercera edición de la ‘Tarde de Té’ de la Fundación Los Arturitos, y en estas líneas quiero expresar mi sincero agradecimiento por el privilegio de la oportunidad de colaborar con la entidad sin fines de lucro. 

Ha sido un honor poder aportar mis dones en un encuentro tan significativo y conmovedor, donde la generosidad y el compromiso se entrelazan para crear un impacto duradero en la vida de los niños, niñas y adolescentes que padecen falcemia.

La Fundación Los Arturitos, bajo la inspiradora dirección de la doctora Ircania García, realiza una labor extraordinaria y fundamental para mejorar la calidad de vida de decenas de familias que viven en comunidades vulnerables. Ircania, con su inquebrantable fortaleza y dedicación, ha sido una figura clave en la lucha contra esta enfermedad. Su liderazgo no solo moviliza recursos y apoyo, sino que también infunde esperanza en las familias que enfrentan los desafíos diarios que conlleva la falcemia.

Un agradecimiento especial merece el grupo de anfitrionas de cada mesa, quienes demostraron un notable trabajo en equipo para decorar elegantemente su espacio. Su esfuerzo y creatividad se reflejaron en los detalles, presentando propuestas que no solo eran visualmente impresionantes, sino que también capturaban el espíritu de la tarde. Su gusto refinado fue un toque de distinción que todos pudimos apreciar y disfrutar.

Me llevo un gran aprendizaje al conocer la profundidad del compromiso del equipo de la Fundación Los Arturitos. La organización de la ‘Tarde de Té’ estuvo cuidadosamente orquestada para brindar un espacio elegante, de solidaridad, educación y recaudación de fondos vitales para continuar con esta noble causa. La calidez y la alegría que se respiraban en el ambiente fueron testimonio del amor. 

A todas las marcas que apoyaron este encuentro extiendo mi agradecimiento. Su generosidad es fundamental para que la entidad pueda seguir brindando el cuidado y los tratamientos necesarios a quienes más lo necesitan. 

Gracias a la doctora Ircania García, a  Elizabeth Gutiérrez por la invitación. Mi corazón está lleno de esperanza y gratitud al ver cómo, unidos, podemos hacer una diferencia real en la vida de tantos niños y adolescentes. Dios siga bendiciendo esta obra para que continúe dando frutos, para construir un futuro  lleno de oportunidades para quienes han puesto en ustedes su fe.

¡Hasta el lunes!

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