Senderos
Los “quemadores” de la empatía
Ponernos en el lugar de los demás puede ser tan escarpado como subir al pico Duarte, cuánto silencio interior necesitamos para entender que la comunicación es real cuando ejercitamos la empatía.
La amiga insistía en que no era necesario madrugar para estar a tiempo en la oficina, ya que en un tiempo récord ella se levantaba y hacía el café, y dejaba cocinando su desayuno en la estufa mientras se bañaba; su interlocutora se quedó pensando por qué a ella le tomaba más tiempo realizar estas tareas, poco más tarde, en su casa, repasó cada detalle; recordó que su compañera acababa de adquirir una estufa nueva, contrario a la suya, cuyos quemadores debían ser sustituidos con cierta frecuencia. A menudo, tendemos a evaluar las situaciones ajenas partiendo de las propias, sin profundizar en las diferencias existentes.
Esta tendencia a creernos el centro del universo, también se manifiesta en conversaciones donde interrumpimos para concluir frases, hablar sin dejar a los demás exponer sus argumentos, cortándolos con el filo de nuestra lengua, que no cesa en su afán de dar a conocer todas nuestras opiniones. Ponernos en el lugar de los demás puede ser tan escarpado como subir al pico Duarte, cuánto silencio interior necesitamos para entender que la comunicación es real cuando ejercitamos la empatía, palabra con la que bien pudiéramos hacer caligrafía, pues regalamos tiempo cuando escuchamos al otro sin invalidarlo.