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Poniendo límites a comentarios malintencionados

Los rumores terminan haciendo daño en ocasiones, incluso, irreparables.

Los rumores terminan haciendo daño en ocasiones, incluso, irreparables.Getty Images/iStockphoto

Los humanos solemos estar siempre a merced de dos cosas: nuestros actos y nuestras palabras, pero las palabras influyen directamente sobre nuestros actos, en nuestro entorno siempre vamos a tener a personas que les encanta andar hablando de los demás, trayendo y llevando chismes; estos son aquellos que se dedican a ser el noticiero interno en ambientes laborales, en lugares donde la interacción es inevitable, estas personas esparcen todo tipo de información ya sea verdadera, parcialmente, e incluso totalmente incierta. Dañan sin desearlo pero muchas veces sus rumores terminan haciendo daño en situaciones incluso irreparables. Incluso aún a sabiendas de lo peligroso que puede ser, informan todo hasta cuando por azares de la vida los chismes les tocan a ellos.

Suelen agregar más contenido de lo que el rumor en sí tenía, aún a sabiendas de que son inventos, la vida espera y por ley de reacción tarde o temprano caerán víctimas de algún chisme. La vida es como una tarjeta de crédito: todo lo que se compra tarde o temprano hay que pagarlo, no caigas en la seducción de un chismoso, simplemente no le des cabida, estos suelen ser mal intencionados y no les importa dañar, no nacimos en este mundo para venir a hacer el mal sino a trabajar en aras de mejorar.

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