HISTORIAS DE LA VIDA

Thiara Dipré: “Tengo 20 operaciones, entre fístula y catéter, y ya no aguanto más”

Esta mujer y su esposo, Juan Reyes Acosta, padecen de insuficiencia renal crónica y se dializan tres veces a la semana cada uno. Llamaron la atención por ser la quinta pareja en RD que tiene un hijo siendo pacientes de hemodiálisis, pero ya “si te he visto no me acuerdo”. Hoy tienen todo tipo de necesidades.

Estando en proceso de diálisis Thiara quedó embarazada.

Estando en proceso de diálisis Thiara quedó embarazada.

Cuando la pareja de esposos conformada por Juan Reyes Acosta y Thiara Dipré se convirtió en “un fenómeno”, llamaba la atención de todo el vivo. Ellos son los padres del quinto niño nacido en República Dominicana producto de un embarazo concebido por dos personas que padecen una enfermedad renal crónica y que reciben hemodiálisis. Es el primero en el sector salud pública.

Fue en el año 2021 que ellos llamaron la atención del sector médico del país. El caso salió en los medios de comunicación y hubo quienes se ofrecieron a ayudarle por conocerse también las precariedades de esta familia. Todo quedó en promesa. Sólo Jompéame le extendió la mano. Actualmente atraviesan por una triste realidad: enfermos y en la miseria.

Ninguno puede trabajar. Ella realizaba labores domésticas y él puliendo pisos. Esta enfermedad “por partida doble” los está consumiendo, tanto por los estragos que causa a su organismo, como por los “hoyos” que le hace a cualquier bolsillo, más aun cuando los encuentra vacíos.

“Usted no se imagina todos los trabajos que nosotros pasamos. No podemos con tantos gastos, no podemos con tanto dolor. Yo tengo 20 operaciones entre fístula y catéter”. Thiara lo cuenta desesperada y transmite a los demás el mismo sentir.

Al principio de convertirse en “fenómeno”, tanto ella como su esposo tenían fe en que si lograban someterse a un trasplante de riñón, podían conseguir un mejor estilo de vida para ellos y sus hijos. Ella tiene dos hijas, y Juan es padre de tres más, ambos de una relación anterior. En común sólo tienen a Ian Josué, de dos años.

Proceso de diálisis

“Nos dializamos tres veces por semana, duramos cuatro horas en la máquina, y eso no es fácil. Cogemos transporte público y llegamos muy débil a la casa”. Para ella es difícil contar esta parte, pero no sabe que dar esos detalles también debilita las ganas de escribir su historia. Imposible no llorar.

Hay que hacer el esfuerzo y llevar el lamento de Thiara hasta cada uno de ustedes y de las autoridades para ver si se logra que ella, su esposo y sus hijos puedan tener un respiro. Desde el año 2017, no lo tienen. Fue en ese entonces que le diagnosticaron de nuevo la enfermedad a Juan que ya tenía un trasplante. A ella fue dos años después, en 2019, para ser exactos.

“Necesitamos a alguien que nos ayude, que nos dé la mano”.

“Necesitamos a alguien que nos ayude, que nos dé la mano”.

Estando en proceso de diálisis fue que Thiara quedó embarazada. Nunca pensó que esto podía suceder y que Dios le daría una bendición: Ian Josué, dueño de una sonrisa hermosa que no conoce de las calamidades que le rodean. “Mi niño es muy pequeño, toma leche, usa pañales y necesita una buena alimentación, y no podemos darle todo lo que necesita él, y bueno, tampoco a los demás”. La madre lo dice acongojada porque están viviendo de lo que aparezca.

Es la familia suya y la de su esposo que cargan con los costos de una enfermedad tan cara como la insuficiencia renal, y con la manutención de su casa. “Y ellos tampoco tienen dinero. Hacen el esfuerzo, pero no es que tienen”. Su situación parte el alma. La vida se les acorta y las fuerzas se les agotan.

Sus hijas Scarlet Erismel y Leslie Marie anhelan ver a sus padres sanos, y que puedan trabajar para darles una mejor vida, y que el pequeño Ian Josué pueda crecer al lado de ellos, pero saben que la situación por la que atraviesan pone cada día más lejos esos anhelos. Sin embargo, ninguno pierde la fe y se mantienen en pie de lucha y optimistas de que el Señor permitirá que un buen samaritano se apiade de ellos.

“A veces no tenemos dinero ni para comer ni para el pasaje”

Fue en plena jornada de trabajo que Thiara Dipré sintió mareos y una debilidad en su cuerpo que no había experimentado. Estaba haciendo los oficios propios de la casa de familia donde prestaba sus servicios. Bueno, fue la señora donde ella laboraba, la que pidió a LISTÍN DIARIO que contara la historia de esta mujer a partir de lo que está pasando después de convertirse en un “fenómeno olvidado”.

Hubo varias dificultades para realizar la entrevista. Ella y su esposo Juan Reyes Acosta van tres veces a la semana a dializarse al Hospital Docente Padre Billini. Se trasladan desde Haina, comunidad donde reside junto a su familia, con la que comparte penas, pobreza, y dolor. Finalmente, pudo darse el espacio para conocer de cerca su relato. Es más triste de lo que se pudo imaginar.

“Necesitamos a alguien que nos ayude, que nos dé la mano”. Se lamenta Thiara en un tono de desesperación que desgarra el corazón. Es como si literalmente se estuviera ahogando en las “aguas de la desesperanza”. Su relato se obtuvo a cuenta gotas. Debe ir descansando por su debilidad y por las emociones que despierta en ella el contar su historia.

Aunque con dificultad, ella no pierde la oportunidad de decir lo que necesita que se sepa. “Yo no sé cuánto es que gastamos en esta enfermedad, sólo sé que es mucho, que no tenemos nada, y que estamos batallando agarrados de la mano de Dios”. No pierde la fe.

“Mi hija va a la universidad”

Además de luchar con todo lo que le ha tocado, a Thiara le perturban los estudios de sus hijas. “La mayor ya va para la universidad, pero dígame usted, cómo hacemos para ayudarla a que se haga profesional si a veces no tenemos ni para el pasaje de ir a dializarnos”. Su rostro triste evidencia que ya no puede más.

Tal vez ella no pueda, pero la Presidencia, la primera dama, entidades públicas y privadas, y hasta usted que está leyendo su historia, la pueden ayudar. Su número de contacto es el (829) 865-8054 por si se animan a quitar un poco de peso a una familia que se cae a pedazos.

“Que alguien nos ayude. Somos pobres y nuestra enfermedad es muy costosa, y los medicamentos y los pasajes la hacen más cara todavía. También necesitamos arreglar nuestra casita, que no está en condiciones, tener la comida y poder seguir educando a nuestros hijos, y no tengo los recursos. Cuando yo di a luz el bebé, pensé que me iban ayudar, pero no lo hicieron”. Se desanima.

A Thiara le perturban los estudios de sus hijas.

A Thiara le perturban los estudios de sus hijas.

Sobre su extraña maternidad

Thiara Dipré llegó a feliz término con su embarazo, y en junio del año 2021 dio a luz en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia. Todas las autoridades del área médica del país se volcaron a observar y opinar sobre lo que representó el quinto caso en el país un niño producto de la concepción de padres que se dializan.

Para entonces, ella tenía 34 años y su esposo 45. Hoy, con dos años más padeciendo la enfermedad y sufriendo necesidad, para ellos parecería el transcurrir de toda una eternidad. Cada día su salud se deteriora más y las posibilidades de, al menos recibir un trasplante y tener una mejor calidad de vida, se desvanece.

Para que la madre pudiera culminar exitosamente con su embarazo, un equipo de nefrólogos, enfermeras, ginecólogos, anestesiólogos, nutricionistas y psicólogos dio seguimiento estricto a Thiara. Luego trajo al mundo a Ian Josué, quien nació de cuatro libras. Ella tenía 32 semanas de gestación.

Tanto ella como su esposo saben que, según las estadísticas del mundo, son pocos los casos del nacimiento de un bebé que venga de una pareja en la que ambos padecen insuficiencia renal. Esto se debe a los cambios metabólicos. Pero a ellos ya poco les importa haberse convertido en un “fenómeno”. Las autoridades le han dado la espalda y ellos siguen asistiendo contra viento y marea a la unidad de hemodiálisis del Hospital Docente Padre Billini.

Datos. Su esposo fue sometido a un trasplante de riñón hace 20 años, pero en 2017 colapsó y, desde entonces, se está dializando al igual que ella. Hace tiempo que no trabaja.